31.1.07

UN ENCUENTRO CASUAL


Una mujer disfrazada de mujer deja caer un pasaporte en el interior de una papelera situada en un parque de Cabo Freire. Dos hombres disfrazados de hombre la observan tras los cristales de un enorme receptáculo de agua con peces de colores en su interior, el único lugar desde el que se pueden ver los dos sitios al mismo tiempo…

(Berta Verso)—¿Me da fuego?
(Super Normal)—Si, cómo no (el rostro de una bella mujer resplandece a la luz de la lumbre).
(BV)—¿Lo conozco de algo? Me resulta usted, cómo lo diría… tan familiar…
(SN)—Si, así es, de hecho yo soy familiar suyo. Ambos pertenecemos a la especie de los mamíferos conscientes.
(BV)—Una gran familia.
(SN)—Tan grande como la más pequeña, tal es la singularidad de la grandeza.
(BV)—Pero los mamíferos amamantan.
(SN)—Así es, de la misma manera que los insectos absorben líquidos en la ciénaga. Y de la misma manera que las piedras absorben luz. ¿Ha abrazado alguna vez una piedra en lo alto de una montaña al sol del mediodía?
(BV)—Si, tal vez, hace mucho tiempo… ya ni lo recuerdo… ¿Qué le trae por Cabo Freire?
(SN)—Asisto a una conferencia sobre “La cristalización de los estados de enfado y su posterior transmutación en pena simple”.
(BV)—Sabe que no siempre, siempre va a ser siempre, ¿verdad?
(SN)—Aunque por definición, siempre es siempre siempre, en la vida ordinaria ocurre que siempre, nunca es siempre.
(BV)—Ciertamente. Ya ve que en el fondo estamos de acuerdo.
(SN)—Usted y yo acontecemos como un embalse artificial que a fuerza de ocurrir acaba deviniendo natural. La invito a unas gambas en el embarcadero.

Y continuaron hablando bajo la cálida luz de una farola, en aquél rincón del mundo, donde la pena simple desaparece ante una dulce sonrisa…

25.1.07

EH, AMIGO, ¿LE OCURRE ALGO?



—Y bien, ¿qué busca usted, señora?
—Busco a un hombre con una característica esencial: que duerma poco (y de sólo pensarlo, una corriente eléctrica sacude su cuerpo. Sus ojos giran en sus cuencas tornándose blancos).
—Yo, si le sirve de algo, duermo seis horas.
—No es suficiente.
—Podría bajar a cinco.
—Es usted una bestia durmiente, todavía tiene restos de baba en el cuello. No pierda el tiempo conmigo, se lo ruego.
—Está bien. En una semana tendrá su hombre.

UNA SEMANA DESPUÉS

—Señora X, le presento al señor Busqui. Duerme unos pocos minutos cada mes. ¿Quiere que le quite los esparadrapos?
—No es necesario. Lo mantendré en observación 21 días. Si es cierto lo que dice, me lo quedo.
—Muy bien. ¿Se lo lleva con correa?
—No. Prefiero acarrearlo con ganchos. Por si se escora. Tome un adelanto (le entrega un cuarto de dinero). Volveré después de hacer mis comprobaciones.

Busqui, el buscador, buscaba y buscaba. Un día decidió privarse de sueño para poder buscar a tiempo completo porque “no quiero obstáculos de ningún tipo”. Y descubrió que su estado de vigilia permanente atraía a las mujeres y a las bestias de los montes. Pronto tuvo que esconderse bajo una lona de circo abandonada en un descampado: “aquí no me encontrarán”. Además se dió cuenta de que para buscar no necesitaba el movimiento. Y así permaneció mucho, muchísimo tiempo. Se alimentaba de arcilla y caracoles. Un día, un niño subido a un muro exclamó: “¡Hay un señor escondido en esa lona! ¡Hay un señor escondido en esa lona! ¡Yo lo he visto!”

Así que llegó un conseguidor y se lo llevó en un saco. El resto es pura leyenda.

—¿Eso es todo? Y ¿qué pasó con la señora y el hombre que dormía muy poco?
—La mujer se fundió con Busqui después de comprobar lo poco que éste dormía. La pasta resultante se ha utilizado para cremas cosméticas y manteca industrial. Pero no llores, mi vida, se dice que estaban hechos el uno para el otro, lo que significa que no hay ni uno ni otro.

23.1.07

VERDE LUMINOSO



Observa este verde.
Está en este mundo.
¿Y de noche?
Y de noche…

Lo que veo ahora
es lo mismo que ves tú
no hace falta ponerse de acuerdo,
la luz no es de ningún color,
pero permite que los colores sean.

¿Recuerdas el color de tu infancia?
Nunca se ha ido,
todo ha sido
un simple apagón.

19.1.07

SOL INVERSO

—Señorita Verso, su habitación está preparada.
—Gracias, Ibernius, deje la lamparita ahí encima y camine hacia atrás como si una fuerza lo rebobinase a usted.
—Cómo no, señorita. Pero la lamparita tendrá que rebobinarse conmigo, si quiero ajustarme completamente a su criterio.
—Llévese la lamparita.
—Cómo no, señorita, pero su memoria será rebobinada con nosotros (la lamparita y un servidor de usted), ¿le importará eso a usted?
—Está bien, quédese un rato más y procure no ruborizarse cuando vea que se me eriza el pelo y me entrego a una energía sexual sin agentes implicados danzando enajenadamente ante usted, sin otro propósito que el de desaparecernos rebobinados de toda esta escena, y regresar a nuestro estado anterior, es decir, cuando la habitación no estaba preparada.
—Por fin estoy hablando solo. Sepa que la amo.

16.1.07

SIEMPRE ESTARÉ CONTIGO


Preguntarse qué hacemos aquí, carece de significado.

13.1.07

CALOR EN EL CORAZÓN


"El arte que no es instantáneo es arte no instantáneo" (adagio instantáneo)

EL DR. ALVERLO GRACIA, CONOCIDO OFTALMÓLOGO DE UNA LOCALIDAD RURAL NORMAL, CUENTA ESTE CUENTO A LOS NIÑOS DE LA COMUNIDAD CHINA, LA ÚNICA COMUNIDAD QUE ESCUCHA SUS CUENTOS.

Cuentan que ocurrió la siguiente historia:

Un señor a quien nunca nadie pudo ver bien la cara a pesar de no llevar embozo alguno, llegó hasta la plaza dorada y se sentó encima de la piedra ocre de su fuente. Al cabo, esto dijo:

“Me resulta casi imposible decir algo que no sea lo contrario al mismo tiempo.
Se me ocurre sólo lo siguiente: sino.

—¡Pero sino, es nosi al mismo tiempo, viejo tramposo! (niños subidos a los muros, cerdos, gallinas, comerciantes vociferantes, un fraile…)

El señor indefinido responde:

—Si. No.”

Se dice que nadie pudo pronunciar palabra alguna en muchísimo tiempo, durante el cual se comunicaron con campanas (cumpincamca). Parecían entonar esta canción:

Campana sobre campana,
y sobre campana, una.
La campana de la calle campana tañe once veces,
dos unos, religión 11…,
un bello número, una vibración binaria,
como el 2,
2 estrofas, 2 estribillos… etc.

La siguiente historia me la contó un caminante que iba en busca de quien lo buscaba a él. Busqui:

Desde la “habitación azul” de un acogedor hotel rural en los adentros del campo, llamado “La Casa de las Hijas del Médico”, se escuchaban tras los muros las múltiples frecuencias que emitían las infinitas variedades de campanas, campanillas y campánulas (esos gruesos cilindros de cobre que se tañen con rodillos muchísimo más gruesos, instrumentos folclóricos de percusión pesada habitualmente utilizados bajo los puentes) que los habitantes temporalmente enmudecidos de aquél lugar hacían sonar en un alegre estrépito. Curiosamente, el efecto resultante es en sumo agradable al oído y favorece el sueño prolongado.

Si. Decía que desde la “habitación azul” de aquella hospedería en la que tres ollas enormes con tres fuegos en su interior recibían al viajero de invierno en calurosa bienvenida, escuchaba todas esas campanas. Y de tanto oscilar en esas frecuencias redondeadas y consonantes, me perdí en un mar de talanes.

Y ahora os voy a regalar estas tiras de celofán para que construyáis en casa vuestras propias gafas de visión dorada.

El Dr. Alverlo entregó el celofán a los niños chinos, se lavó la cara en la fuente y se puso a hablar con alguien detrás de un árbol a quien nadie veía. La conversación transcurría divertida. De pronto, el oftalmólogo se queda quieto con la mirada fija en algún objeto situado en algún lugar indeterminado enfrente de él. Los niños chinos sonreían…

*****


El caminante, hace un alto en el camino. Bebe un trago de agua. No muy lejos de allí se pueden ver las primeras casas de un pueblo del interior. Un grupo de perros muy contentos salen a su encuentro. Todos ellos parecen llevar una especie de gafas de celofán amarillo. El caminante avanza hasta las ruinas de lo que en tiempos debió de ser una fortificación. Ahora sólo quedan algunos restos y una porticada. Un hombre que lava una carretilla en la fuente le saluda haciendo repiquetear una campanita que saca del bolsillo.

—¿Podría decirme, amable caballero, dónde podría hospedarme?

El hombre de la carretilla señala en dirección a la iglesia y hace sonar de nuevo la campanita. El caminante se despide con un gesto sorprendentemente cariñoso. Cuando llega a la altura de la iglesia observo un cartel que indica “a la Casa de las Hijas del Medico”, 0,1 km. “Qué curioso lugar —se dijo—, siento calor en mi corazón, este pueblo parece quererme y yo a él, me quedaré aquí unos días”. En una cantina, cerca de allí, se oía reír a carcajadas. El caminante se dirige hasta allí, abre la puerta del local y pide una cerveza. Un montón de ancianos lo observan unos instantes y a continuación prosiguen con sus carcajadas. Todos llevan gafas de celofán amarillo. Sólo se las quitan para limpiarse las lágrimas. El caminante se siente embargado por una simpatía arrolladora. Hace una pregunta:

—¿Dónde puedo conseguir una campanita y unas gafas de celofán amarillo?

La cantinera saca de debajo del mostrador una campanita. La hace sonar y se la entrega al caminante con una amplia sonrisa. Un niño subido a una viga en el techado del recinto deja caer unas gafas de celofán amarillo que después de un vuelo tranquilo acaban posándose en las manos del caminante. El caminante se las pone…

Cuando el corazón parece encogerse por falta de calor, la vibración es baja e inestable. Una emoción asociada a este hecho, dispara una sucesión de procesos químicos. El cuerpo se hace dependiente de esa emoción y se establece un vínculo tóxico con la falta de calor. Se dice que un baño de luz dorada bajo la cálida iluminación de esta frecuencia, puede liberar al corazón de la enfermedad. Esta luz se encuentra muy cerca de nosotros en todo momento a la espera de ser recibida.

10.1.07

VIAJE AL SOL


DECLARACIÓN PRELIMINAR

“Prometo formar parte de la tripulación hasta que esa formación desaparezca”.

Les habla el Capitán Bimielo. Estaré al mando de la operación hasta que muramos todos gaseados. Nuestras familias están ya informadas sobre este particular, así que no tendrán que enviar a un señor que llega en un coche oficial bajando muy lentamente por las colinas, y que va dejando tras de sí un rastro de polvareda iluminada por el sol tangencial de primeras horas de la mañana, y que al acercarse ya a pie con aire grave a la casa de los padres de la criatura, se quita su gorra oficial y permanece un ratito callado antes de decir:
“Ha de saber, señora Perkins, que su hijo, el oficial desaparecido Pepe Toño, ha llenado de luz nuestros corazones…” etc.
Una vez dicho esto, escuchen.

¿Oyen algo?

(nadie dice nada al unísono)

Pues sepan, señores, que yo SÍ OIGO ALGO. Oigo la frecuencia de los latidos de sus corazones en el momento de concebir el viaje. El sueño hecho realidad en el sueño.

El nivel de felicidad comprimida se dispara hasta “emergencia 1” y colapsa sus receptores secundarios anulando la entrada de información real en sus consciencias. Ahora están ustedes hipnotizados. Ya pueden relajarse y disfrutar de su no autoría sobre ninguna cosa. ¿Oyen las campanitas? Tilín, tin, tilín… tin, tilín… están aquí y están allí. Dejen a sus cuerpos descansar… tin…

El sol apareció aquella mañana envuelto en una bruma rosa. En aquella comarca del interior, había un precioso lago cuyas aguas verdes azuladas rodeaban una pequeña península llamada “La península de las Casas Rosa”. Las casas son dos, y las dos son rosa. Pero además de eso, la luz de media tarde también era rosa… El camino también doblemente rosa que bajaba en suave serpenteo hasta el embarcadero, dejaba al caminante al borde de un puente de madera que comunicaba la península con una isla coronada por un castillo de cuarzo rosa construido unos pocos años atrás para un enigmático Barón…

EL BARÓN DEJÓ UNAS INDICACIONES A UN JOVEN ARQUITECTO DE QUIEN SE DICE QUE FUE CAPAZ DE CONSTRUIR EN MEDIO DEL MAR UNA BURBUJA DE CRISTAL A FIN DE CAPTURAR LA LUZ DE UN ARCO IRIS QUE POR ESTE MOTIVO MANTUVO SUS COLORES INCLUSO DURANTE LAS NOCHES MÁS CERRADAS

“No me importa el grosor de los muros, ni si tiene muchas o pocas estancias para invitados, ni siquiera la orientación del dormitorio principal. Solo me importa que la luz impregne los espacios. Esto debe ser favorecido. Usted es un artista tocado por mano divina. Sé que me ha entendido. Volveré en dos años. No se le ocurra bajo ningún motivo hablar con la mujer del lago hasta que no haya terminado su obra. Aunque le sugiero que después tampoco lo haga. Ella entrará en usted durante los crepúsculos… lo sabrá porque una suave fragancia a rosas frescas alcanzará los lugares más recónditos de su alma. Déjese ir y confíe…”

EL SATÉLITE “SUNSHINE 22” ENVÍA UN MAPA DE INCIDENCIAS EN EL SECTOR 8:

—Señor, las señales no son acústicas sino cromáticas. Siempre lo fueron.
—¿Khatorno?
—Muy probablemente, señor.
—Entonces era cierto…

9.1.07

ESTO OCURRE TAMBIÉN


¿Pero de verdad esto es cierto?

8.1.07

LA HOJA SECA QUE ME DISTE SIN DARTE CUENTA


Una hoja seca impregnada con el calor ligeramente húmedo de tus manos pasó a las mías en algún momento, mientras observábamos en silencio nuestro triste silencio, mientras el sol se ocultaba detrás de las montañas…

La hoja seca no me pareció ni hoja ni seca. Sencillamente eras tú a quien sentía en mi mano, mientras el sol se ocultaba…

—Toma, ¿puedes tirar esto en algún sitio? Llevo ni sé el tiempo con ella entre las manos.
—Claro…

Y pensé, “¿porqué me lo das a mí teniendo un cenicero al lado?”
Una pregunta realmente ingenua.

Y quizá la dejara caer en algún momento,
descuidadamente,
mientras nos queríamos sin darnos cuenta…

5.1.07

LA ANCIANITA QUE SE ESCAPÓ DOS VECES DE LA RESIDENCIA


Queridos Reyes Magos:

Lo de magos, ¿por qué es? ¡Espera un momento! No me lo digáis.
Olvidad el asunto. Quiero una muñeca con forma de ovejita leonesa que se mantenga callada mientras le rozo el pelo con churros.

No me gustan los churros que trae el tío Abilio. Tienen tan poco azúcar que prefiero chupar la tripa de una rana de charca del polígono industrial de mi tío. Es de doce lados (el polígono). Lo sé porque he estudiado geometría humana. Nuestros ojos están hechos de miles y miles de polígonos cada vez más pequeños. Cada uno es de un color. Eso también lo he estudiado, pero en el jardín de los perritos me dicen que sólo hay caca de perro. No es cierto.

Hay colores hasta en el aire.

OCURRE ESTO