15.11.13

EL TIO VARIS CUENTA


Los sobrinos se sentaron sobre la alfombra del cuarto, "vamos tío, cuéntanos algo de lo tuyo".

El tío Varis estaba de pie frente a la puerta. La cierra, permanece callado unos instantes y dice:

"Esto me ocurrió viajando en un barco carguero frente a las costas de Noruega. Yo estaba en la cocina con Flik, el encargado de los hollines, un hombre flaco y poco hablador que fumaba cuero, y con quien no me había costado iniciar una singular amistad basada en el silencio y las miradas perdidas en la lejanía.

Aquél día, rompiendo súbitamente el silencio habitual, me confesó que su estancia en la Tierra había concluido, "es momento de pasar a otra cosa", y añadió "¿te quieres venir?"

Le respondí que por supuesto le acompañaría una buena temporada aunque tendría que regresar en algún  momento, pues no quería dejar asuntos sin terminar en el planeta.

—Al lugar que me refiero no es necesario ir o no, se puede estar sin más —dijo Flik—, observa:

Sin período de transición alguno me vi a los mandos de algo así como un vehículo espacial consistente en:

1. Un fajín intercostal radiactivo.

2. Un pequeño cepillo instalado en la frente para evacuar materiales de los ojos durante los desplazamientos.

Estoy avanzando hacia un enorme cuerpo celeste en forma de gorrito de fiesta bastante intranquilizador, a una velocidad inconcebible. Se ve todo blanco. Observo que al llegar a cierto punto, el campo de visión está totalmente ocupado EL OBJETO. Detengo el vehículo, ¿he hecho yo eso? No sabría decirlo. Y en ese momento, que es éste, ya me encuentro de nuevo en la cocina del barco noruego con cara de estupefacción, mirando fijamente al sumidero de la pileta.

—Como has podido comprobar, se puede estar sin haber ido o no —concluye Flik, el encargado de los hollines—.

Le pregunté que cómo era eso posible, y si se podía hacer a voluntad. "Sí —dijo—, cuando quieras podrás hacerlo."


¡Vaya! —exclamaron los sobrinos al unísono— ¿podemos hacer eso ahora?

Por supuesto, —aseguró el tío Varis— apagaré la luz y veréis qué bien.

EL TIO VARIS APAGA LA LUZ

El acantilado ya no parecía tan peligroso.

Los sobrinos fundieron a fucsias. 

5 dijo:

Anonymous carmenmalvi dijo...

Los gorritos de fiesta no dan miedo...
y los acantilados he descubierto que pueden ser paisajes sobrecogedoramente hermosos.
Buen viaje.

13:53  
Blogger fran rubio dijo...

Sí, es cierto, aunque un gorrito de fiesta del tamaño de un planeta puede resultar inquietante para gente con mucha sensibilidad, a seguir viajando!

12:57  
Anonymous Golgof dijo...

un haiku expresionista en prosa quizá demasiado heterodiegético

14:14  
Anonymous Anónimo dijo...

Todo seguirá continuando alegremente, cómo te encuentras?

13:38  
Anonymous Anónimo dijo...

Jopé macho, no será para tanto.... ¿no has aprendido nada?

17:21  

Publicar un comentario

inicio