14.6.09

VIDA SOBRE EL SUELO MÁS PRÓXIMO


¡Bestia! —exclamó con vehemencia (indistinguible del enfado doméstico común)— ¡Acabas de generar un “pool hole” en el cajón de la cubertería de los días festivos! Ahora tendremos que comer bajo tierra los domingos. A mí no me importa, pero sé que prefieres hacer vida sobre el suelo y eso me preocupa. Cuánto mejor sería que olvidases esas menudencias estacionarias y te entregases a la gloria doméstica, ese cielo callado de los tranquilos de estómago, ¿crees que podrás aplacar al menos temporalmente tus asilvestradas propensiones? Una cosa sí es cierta: yo no he introducido un “pool hole” en el cajón de la cubertería de los días festivos, estás metiendo la manga en el plato.

—Es cierto en ti todo eso que dices, pero añadiría que, en general, tú nunca has sido yo, con lo cual el único responsable de ser yo, soy yo. He aquí el gran pecado original doméstico que tiene su origen en un lamentable error de apreciación, ¿me pasas el vino?

—A mí también me gustaría ir desestructurando esquinas de mármol por las cocinas como haces tú, pero para tal fin sólo puedo valerme de la impremeditada acción del rayo, que en la mayoría de los casos sucede de forma tan fortuita que me pilla en ausencia de atención. Creo que tomaré postre.

—A mí me gustaría ser tú para hacer todo el rato lo que haces tú de la manera más natural, pero bastante tengo con atender a mi propia naturaleza. Quiero decirte sin embargo, que estaré encantado de acompañarte a comer los domingos bajo el suelo más próximo, pues si tu me invitas a entrar en tu realidad, yo te doy mi permiso de la misma manera que tu me diste el tuyo para entrar en la mía. Voy a hacer café.