25.4.10

UNA OBSERVACIÓN ACERCA DE LA CULPA


La palabra culpa ha sido largamente secuestrada y consensuada como la asunción de una condena potencial que se activa ineludiblemente con su correspondiente castigo, de no mediar un acto de contrición que de lugar al arrepentimiento.

Esto ha entristecido a mucha gente.


Sin embargo, con un poco de observación también se puede advertir lo siguiente:

La culpa es la experimentación de la autorresponsabilidad a través del corazón, que es donde reside la comprensión verdadera.

Si se elude su sesgo condenatorio, la culpa actúa como impulsora de un eficaz mecanismo de transformación, de la misma manera que el fuego transmuta la materia transcurrido el tiempo suficiente.

De todos modos la transformación a través de la culpa no necesita del tiempo, puede ser inmediata, sin transiciones, sucede verticalmente, de ahí su ventaja como herramienta elevadora de frecuencias.

La contrición es un apercibimiento de la Gracia, un darse cuenta del pensamiento erróneo original que sale a la luz en todo su esplendor para dar paso naturalmente al arrepentimiento, que no es otra cosa que una reconfiguración del pensamiento.

De este modo se opera un cambio profundo en el afortunado recipiendario de la culpa, quien ya no está sometido a los vaivenes de la mente intelectual y especulativa.

Prácticamente todo este proceso se hace sólo, sin intervención de la voluntad egótica.

El muñeco ha de ser ofrecido y entregado.

Desde aquí os invito a dar alegremente la vuelta al pensamiento de los últimos 2000 años.

19.4.10

NO SABÍA QUE PUDIESE VERTE AQUÍ

(Foto cortesía de Lucas Rubio)

Siento que hay un Florián dentro de mí pidiéndome una explicación a lo sucedido.

Después de un rato de espera conjunta en probable desigualdad de expectativas, decido ser definitivamente Florián, motivo por el cual
ya no es necesario dar explicaciones.

Cuando todo haya sido olvidado, volveré a ser el de siempre.

Pero, ¿quién empezó todo esto de Florián?

13.4.10

LAÍN EL FATUO, "EL AMIGO DE LOS DEMÁS"

(Captura álmica cortesía de Loreto)

Congraciado con los que tienen la gracia, con los que no la tienen, congraciado con los desgraciados. También congraciado con todos los demás.

Laín el Fatuo, “el amigo de los demás”, comía mortadela encima de una tapia. Los niños le miraban y, admirados de lo alto que se había subido ese señor propagaban sus exaltados gritos hasta los rincones más ocultos, aquellos que sirven a los intereses ocultistas de los gatos comunes más huidizos.

La mortadela está muy buena, hace sol en cielo azul y un poco de brisa, dos mujeres verifican bajo un portal la textura de una tela, un taxista muy joven ajusta una foto en el salpicadero junto a un ambientador cuyo diseño humilde está correctamente resuelto. Quizá una rana esté croando…

Cualquiera que ponga la debida atención
puede escuchar una rana ahora.

Qué Gracia.

La panadería está abierta aún a estas horas, y la verdad es que venden muchas otras cositas que parecen apetecer mucho a quienes hacen cola alrededor del edificio esperando su turno. Chucherías, pastelitos, regalitos, pollitos vivos, lencería de muñecos, revistas, libros de cocina, menaje desechable, un mono, herramientas para desatrancos caseros, material pesado de carnicería, gafas 3D, perritos suecos, zapatillas de suela despegable, y muchas otras cositas más.

Laín el Fatuo, salta de la tapia entre estrépito de palomas y botellas de vino espumoso que explotan dentro de bolsas de plástico anónimas, la calle se ha animado de repente. Laín entra en la panadería y alzando un papel pequeño (ticket de turno) con una cifra, dice:

—¡El mil!

La panadera:

—Sí, ¿qué desea?

—Ya que lo dices, te deseo a ti pero no te inquietes, mi deseo es puro y verdadero, un deseo que me conecta a La Fuente ante la mera evocación de tu presencia. Mi deseo es tu bien, que tengas una vida creativa y plena. Deseo fundirme en tu campo aúrico, sintonizar tus canales bioeléctricos, viajar a través de tus células y embriagarme con sus destellos, deseo hacerme mermelada no demasiado dulce en tus fluidos, explorar el Bardo desde lo más profundo de tus úteros…

En este punto el portador del número mil dieciocho exclama:

—Y si yo hubiese sido el que te hizo la pregunta, ¿de qué manera habrías procedido?

Laín el Fatuo dice:

—Pero nosotros no estamos allí.

Todas las bombillas de las farolas circundantes estallaron al unísono en ese momento creando un cortísimo y opaco estruendo, y la estructura acristalada de un balcón apócrifo cayó solemnemente como una estatua antigua sobre un camión de mudanzas unificando los sonidos del cristal y la chapa en una frecuencia desconocida. Los pájaros abandonaron el lugar inmediatamente.

E inmediatamente regresaron…

8.4.10

SOMEWHERE OVER THE RAINBOW'S TUNE

Camino del paraíso, o tal vez ya en él.

La maravilla del mundo celestial tiene su correspondencia en el mundo terrenal.

Pero, ¿quién es el responsable de la correspondencia?
O mejor aún, ¿de qué sirve todo esto?
La utilidad depende de un acto creativo:
la creación de la utilidad.

En sentido estricto, la creación como tal no existe ante la imposibilidad de extraer algo de la nada. Todo se forma a partir de una misma sustancia dando lugar a variadísimas configuraciones. En todo caso cabría hablar de recreaciones.

Sin embargo, la novedad en sí de una combinación inédita bien podría considerarse un genuino acto de creación, pues se da la circunstancia de que esa combinación no existía antes de su actual existencia. ¿Es esto posible?

Mientras tanto, un músico callejero (está en la calle) crea de nuevo "Somewhere over the rainbow" en una plaza adyacente a la catedral de Santiago:

"En algún lugar sobre el arcoiris
existe una tierra de la que oí hablar una vez
en una canción de cuna"...