28.9.09

SUPER RARA Y LA BÓVEDA CONVEXA (cuento de iniciación para perros).


En aquél tiempo el agua de los mares era cálida y oleaginosa,

la vegetación estaba oculta entre la lava,
el sol era más grande...

HOY

El niño/blusa corre a sumergirse en el pozo,
no sin antes haberse despojado de sus alambres.
Su madre, quien no existe todavía,
lo llama desde lo alto de un poste mientras se mira
los dedos de las manos (estos se mueven graciosamente).

Él se encuentra lejos, y al no oírla prosigue con su plan:
“voy a ver si esta vez floto”.

Música de acordeones amenaza
la noche mágica de los amantes.
Además hace un poco de frío.
Pero no les importa ya que se da la circunstancia de que llevan torta.

El niño/blusa advierte desde el murito circular: “¡que llegan los acordeones!”.

—¿Será cierto? (da).
—Bueno, y si es cierto qué más da. La tuna de la última vez tampoco estuvo tan mal (do).
—Eso es un recuerdo pantalla.
—¿Qué?
—Eso es un recuerdo pantalla.
—Ya lo has dicho.
—Es cierto, ¿ves a esa mujer de ahí?, la que está boca abajo abrazada a ese poste.
—Oh, vaya.
—Creo que nos está haciendo señas…
—¿Quieres decir señales?
—Más bien se diría que está haciendo un símbolo…
—¡Y se está desplegando!

SUENA MÚSICA DE ACORDEONES

—¡Por dios, tápame con mantas! (da).
—Las quería preservar para envolvernos en ellas por si nos prenden fuego. Bueno, es igual, no creo que ocurra (do).
—¿Pero por qué corren los animales hacia sus madrigueras? ¡vayamos a la nuestra!
—Sólo podemos salir de aquí verticalmente, tendremos que crear una rápida erección sobre el terreno y valernos del impulso, pues aún no somos pólvora y no veo ningún arcabuz por aquí cerca. Ni somos bucaneros.
—¿Y sabes cómo se hace eso?
—Sí, sóplame con fuerza en la boca cuando me tumbe, tú siéntate encima de mí, al menos te salvarás tú.
—Pero yo no me quiero salvar sola.
—Entonces tendré que valerme de tu propia propulsión, ¿sabrás cómo hacerlo?
—Sí, sólo tengo que beberme medio litro de gas, ¿cuántos mecheros nos quedan?
—Olvídalo, tendremos que usar los acordeones.
—Pero no tenemos un émbolo ajustable.
—No importa, lo ajustaremos manualmente.
—¿Sabes una cosa Estíf?, me encanta estar contigo, nunca pones obstáculos a la resolución de contingencias y mantienes alejados los conflictos estériles, me haces sentir como una diosa sumeria danzando bajo la cascada de Aarum…

DE PRONTO LA MÚSICA CESA

Algunos animales comienzan a asomar sus cabezas pero Super rara ya está desplegada, así que permanecen en sus refugios.

El niño/blusa flota alegremente en el fondo de un pozo.
Los amantes han sido impulsados.

Está pasando todo todavía.

25.9.09

NUBES ALARGADAS


25 de Septiembre de 2009 por la mañana.

Unas preciosas nubes alargadas que se cruzan entre sí, adornan los cielos de una ciudad europea, ¿no os parecen preciosas?

Un fenómeno relativamente nuevo, ¿no os parece fantástico?
Qué gran época nos ha tocado vivir.

Ellos necesitan nuestro permiso.
Sin él, no pueden acceder.

Hay algo que se les escapa,
el fundamento de esta extraordinaria forma de consciencia...

Almas encarnadas, protegidas por el Universo, cuyo único predador está escondido en la misma encarnación, un predador que por lo demás no deja de ser un programa mental revisable y clausurable: el miedo.

Lo siento, yo no doy mi permiso.

21.9.09

EL JOVEN QUE CANTABA A LAS FLORES


Soy una señora muy mayor que ha conseguido (tras adquirir el conocimiento necesario) una velocidad urbana de crucero muy razonable, sin embargo sólo quiero ir a la pollería de enfrente; lo de los parques ha dejado de interesarme desde que alcancé cierta destreza en los “viajes transorgánicos” gracias a mi nieto Lucho, quien me ha abierto las puertas de la percepción tras innumerables charlas y experimentos a la luz de las velas.

“Abuela, dentro de unos días querré saber si adviertes mi presencia mientras cambias de ropa a los muñecos. Yo estaré detrás de ti, pero no te diré cuándo”.

Y vaya si la noté. A partir de entonces nos comunicamos a distancia, pues ya no necesitamos vernos dos veces al mismo tiempo. Con una es suficiente.

Lucho tiene una mascota (un huacanote fosforescente). Dice que habla pero yo todavía no la he oído decir nada, sin embargo asegura que acabaré haciéndolo si presto atención continuada, cosa que no me resultará nada difícil porque esa mascota me produce una gran impresión continuada.

Y cuánto nos reímos. Sobretodo tras esos habituales espacios silenciosos que tanto nos gusta compartir, a pesar de que cualquier sutil insinuación sea suficiente detonante para estallar en carcajadas sin ninguna consideración dando rienda suelta a los orines. En cierta ocasión intentamos ponernos mutuamente unos pañales (los plásticos que envolvían el horno nuevo) pero no pudimos realizar la operación debido a las carcajadas y a lo resbaladizo del piso, así que trasladamos los perritos definitivamente a la bañera.

Por cierto, ahí llega.

Suenan timbres, la mujer se desplaza hasta la puerta y abre la puerta:

—Hola abuela, te traigo la escafandra que me pediste, aunque créeme que no la vas a necesitar allí donde vamos. ¿Estás preparada (has tomado las infusiones, has realizado los ejercicios previos, etc…)?
—Sí, estoy preparada, pero dame la escafandra de todas formas.
—Está bien. Vamos a retirar los muebles, tapar las ventanas con cartones y subir la mascota a la lámpara (ten cuidado de no tocarle las zonas blandas pues podría soltar bencina cáustica).

Entonces sucedió esto:

Tras dos horas de respiración holotrópica fundieron en azules...

16.9.09

SUSANO


Susano, el niño aquél de cabeza puntiaguda que se comía las mondas de las patatas mientras los profesores se afanaban en apagar cornisas que ardían gracias a su mediación previa, es ahora un distinguido hombre de medicina sintética. Erradica de tal manera los síntomas de las enfermedades de diseño que éstas acaban relegadas a una realidad residual que parece escapar a los sentidos humanos.

Su extraordinario sistema de curación está fundamentado en los experimentos llevados a cabo en su propio organismo durante la infancia, habiéndose sometido voluntariamente a purgas, extracciones, degradados, barridos, e ingestas. Gracias a que vivía en un polígono industrial pudo contar con todo tipo de recursos que saciasen sus ansias de conocimiento: grasas, caucho líquido, desechos químicos de todo tipo, material semiorgánico, restos de animales, hebras, alambre, cera sintética, cristasol de luxe, herbicidas, agua de charcos negros con burbujas de arcoiris, gases, pellejo de perro, migas de galleta y jabón.

Descubrió que si dejaba sus miedos atávicos a un lado, surgía de la calma resultante una especie de voluntad selectiva que conducía a la eliminación de los síntomas de cualquier enfermedad con lo cual la enfermedad pasaba totalmente desapercibida. Quizá apareciesen nuevos síntomas pero los hasta entonces vigentes desaparecerían para siempre. En cierta ocasión llegó a eliminar ciento doce síntomas en la misma persona.

Le queremos preguntar cosas a Susano.

—Sanador sintético Susano, ¿qué es la enfermedad?
—La enfermedad es una distorsión que sucede en la mente (que es un campo) gracias a un pensamiento erróneo. La enfermedad por tanto ha de curarse en la mente, y si esto no sucede al menos ha de eliminarse la apariencia, lo que sin duda se consigue a base de ferretería y química. Si se renuncia a la curación real, ingerir un guante de látex produce el mismo resultado que beber un jarabe, con la diferencia de que el guante de látex es más eficaz en la eliminación de síntomas como el picor de rodilla o el temblor de párpados.
—¿Y no cree que la aparición de nuevos síntomas como la asfixia pueden crear dudas en el paciente?
—El paciente se ha decantado hacia la curación sintética porque no ha podido responsabilizarse de su curación real, que por cierto no sucede porque la enfermedad no es real. Así pues, sólo es posible la curación sintética.
—Susano, ¿nos cortas las uñas?

6.9.09

UNA AGRADABLE SORPRESA


El primer día se mostró muy amable no parando de prodigarse en sonrisas más allá de los elementales rudimentos que la cortesía común exige. Tampoco es que se mostrase servil ni pedigüeño, ni invadía los espacios, ni apremiaba en ningún aspecto. Por lo demás, tosía de vez en cuando.

El segundo día se mantuvo en la misma línea, así como el tercero y el cuarto. Nos sentíamos realmente complacidos a pesar de nuestras reservas.

Durante el quinto día sin embargo no estuvimos atentos. De ello se deriva el que no podamos certificar un cambio en su comportamiento. El caso es que tampoco podemos certificar lo contrario, pero, ¿por qué habríamos de certificar nada?

El sexto día se dedicó a dormitar, aunque en ningún momento abandonó su sonrisa. Por la noche pidió un vaso vacío.

Y el séptimo día se mostró como el primer día, dando con ello la sensación de que acababa de llegar en ese momento. Esto dijo:

“Me gusta esta casa. Ahora les contaré cómo instalar un generador de energía autosostenida a partir del vacío. Estarán abastecidos para siempre. También les mostraré como ampliar la realidad espacial de sus habitaciones si así lo desean. Y después de unos cuantos ajustes en su campo bioeléctrico, viajar sobre la luz les resultará al fin posible. No se preocupen por mi manutención pues sólo bebo oro líquido, sustancia que, si ustedes me lo permiten, extraeré fácilmente a partir de sus desechos inorgánicos.”

(Ahora el tiempo ya corre normal otra vez).