20.2.10

VICTOR OLSON VIAJA A LA LUNA EN 2013


Un conocido de Victor Olson cuenta que éste tenía contratados 150 cuartos de hora a la Compañía del Tiempo: “Uso dos cuartos de hora cada dos horas” le dijo, “aunque no creo que me de tiempo a usarlos todos antes de mi viaje a la luna que es dentro de bien poco”.

En el año 2013 eran habituales los viajes interplanetarios. Hasta entonces ni se le había ocurrido que fuese posible utilizar los “ascensores vectoriales” que estaban perfectamente disponibles desde hacía décadas. Toda esta información acabó saliendo a la luz.

Desde entonces viajar de un lado a otro del sistema solar se convirtió en una práctica habitual, pues se dio la circunstancia de que esos ascensores ya estaban en la naturaleza, y tan sólo había que acondicionarlos un poco con el fin de evitar desplazamientos moleculares indeseados, e instalarles un pequeño sistema de iluminación individual para hacer más alegres los traslados. Todas estas tareas las podía llevar a cabo uno mismo con los conocimientos adecuados y un poco de paciencia.

Sin embargo, a pesar de todo su empeño, en la víspera de su viaje recreativo 615/VE, Victor Olson había dejado sesenta cuartos de hora sin usar, así que valiéndose de un convertidor de tiempo/espacio y una escaldadora de agitación por vacío, consiguió introducir unos mil quinientos litros comprimidos en su cantimplora.

EN LA LUNA

Bien, ya estoy aquí, me pregunto por qué las fotos oficiales de la luna siempre nos han mostrado una realidad en blanco y negro. En ellas no se ven amaneceres, ni estrellas en el firmamento, ni rastro de ninguna cosa en el cielo, tan sólo una opaca negrura...

Precisamente ahora me disponía a darme un baño en la Laguna Selenio, una de las más grandes y de aguas más verdes de todo este resonante cuerpo celeste, disfrutando de una agradable tarde bajo esta luz dorada que el sol me regala. He preferido desplegar mi paquete de espacio bajo los bosques de cenáforas que es donde mejor me siento, en la intimidad que este lugar me proporciona, sin otra cosa que hacer que sentarme bajo esas enormes bóvedas de cristal a contemplar un cielo estallado de colores. Con cada cada color se pueden observar diferentes densidades que van de la opacidad a la transparencia, la temperatura es perfecta...
Sin duda esta es la mejor manera que conozco de establecer conexión sin interrupciones con Aquél que Es.

Durante una de nuestras conversaciones de sobremesa en aquellos parajes holográficos y tras preguntarle (a Quien Él Es) por los temores asociados a la falta de motivación, me trasmitió lo siguiente:


“Las ganas vienen de forma natural, y cuando las ganas no vienen es muy propicio permanecer tranquilo, pues la tranquilidad es el caldo de cultivo de las ganas. De todos modos tus ganas de tener ganas son en definitiva ganas.”

Una vez recibido el mensaje Victor Olson recogió sus cosas y regresó a la Tierra.
El viaje de regreso presentó la siguiente anomalía transitoria:

Después de sellar la cabina e iniciar el protocolo ordinario de transmigración, pulsé un timbre (por curiosidad) y empecé a notar que algo no iba como esperaba...

Ahora me encuentro gravitando alrededor de lo que únicamente podría describirse como “un objeto de enormes dimensiones parecido a un cono metálico”. Espero decodificar pronto el mecanismo de retránsito, pues aquí hace mucho frío y empiezo a sentir una creciente inquietud.

11.2.10

EL FINAL DE LA SERVIDUMBRE


Desde que tuvo uso de razón, y de eso hacía bien poco a pesar de su avanzada edad, se dedicó a la elaboración sistemática de un lenguaje que le permitiese comunicarse eficazmente con vasos de veska destilado. También con vasos sólo, aunque menos.

Encontró una osera abandonada lejos de la zona rural más próxima y se llevó allí todos los vasos que pudo obtener durante un período de dos meses. Contrató un camión cisterna con 20.000 litros de veska de mesa a cuyo conductor tuvo que pagar una fuerte suma de dinero, lo que dada su condición de aguador, le supuso un considerable esfuerzo.

Esto sucede:

“¿Le importaría ayudarme a escanciar (con esa manguera de ahí) todo el licor del depósito en todos estos vasos? ”, sugirió el aguador, a lo que el conductor respondió que “si no lleva mucho tiempo…” a lo cual añadió un significativo silencio. El aguador obvió este detalle e inició sin más las acciones necesarias para llevar a buen término sus propósitos. Dijo: “tenga cuidado con las abrazaderas, no sea que el cristal sea vulnerado. De la orientación de la embocadura ya me encargo yo”.

La actividad de desarrolló sin incidencias.

Y llegó el esperado día en que, sentado tranquilamente sobre un balde de goma invertido, se dirigió a sus vasos rebosantes de veska con estas palabras que han sido traducidas con el fin de favorecer su posterior entendimiento:

“Así me gusta, así, así,
así me gusta a mí”.

Los vasos permanecieron en grave silencio.
Al fin, uno habló:

“Está bien, ahora bébenos”.

El aguador, se incorpora acercándose levemente ante la mineral concurrencia y, mostrando lo que fácilmente podría identificarse como una actitud distanciadamente respetuosa, dijo:

“Sólo quiero despedirme y deciros que a pesar de lo mucho que hemos disfrutado juntos, y de lo mucho que me habéis aportado como recipientes colmos, he decidido que a partir de ahora voy a tomar sólamente roibós en taza mediana. Hasta siempre, queridos y etílicos compañeros de viaje, espero que disfrutéis de una alegre evaporación”.

9.2.10

MEMORIAS DE UN ORGANISMO BÍPEDO


Estoy de pie.

No tengo que hacer nada, todo se hace naturalmente.
El cuerpo vehículo se encarga de todos los pormenores del equilibrio y la suspensión.
Observo pequeños ajustes y sutiles balanceos…
De alguna manera todo se ha organizado para evitar la caída, lo que me permite ocuparme de otras cosas sin atender especialmente a mi postura erguida.

Pero el caso es que la observación de este extraordinario fenómeno de equilibrio autónomo me provocaba tal curiosidad, que esa observación acabó siendo mi único cometido mientras estaba de pie. Es por ello que cuando quería hacer otras cosas que no son esa, me tumbaba.

Al cabo del tiempo terminé por renunciar a esa búsqueda de significado y comencé a dormir de pie. Lo curioso de esto es que cuando me dormía me caía, de modo que concluí que “eso” también duerme, y además lo hace al mismo tiempo que yo. ¿Yo? ¿Hay alguien más?

Pasó más tiempo y tras comprobar la ineficacia de los canales habituales de comunicación normal entre ambas entidades (ignoro quién habla ahora), resolví poner en cuarentena la idea de que existía un otro, hasta que un día adopté la convicción de que tal entidad no existía. A partir de entonces ya no pude volver a ponerme en pie de ninguna manera. En todo intento acababa cayendo al suelo irremisiblemente. Ahora notaba una ausencia. Su ausencia.

Esta repentina comprensión tuvo como consecuencia el inicio una larga andadura de indagación acerca de la naturaleza de una entidad de cuya existencia sólo he obtenido una suerte de evidencia inversa. Para mí es suficiente, pensé en ese momento.

Ahora bajo de una roca y ando sin más.

Todo deseo de verificar la otredad me ha abandonado definitivamente. Los aromas que traen los vientos del desierto despejan por un momento mi pensamiento dejando paso a la claridad y el discernimiento. El camino hacia la singularidad es el regreso desde la multiplicidad. Aquí no había nadie sino tú.

1.2.10

SUPER NORMAL SIGUE SUCEDIENDO

(Mandala cortesía Maiteresa)


Alguien le da un caramelo a alguien con un papelito que dice:

"El caramelo no tiene nada".