28.4.09

LA BOLSA OLVIDADA


(Extracto de las memorias de un conocido de Perry Como mientras transitaba por esta realidad).

“Un día me encontré una bolsa en un parque.
Esto había en ella:

una cucharilla de café
un guante de cuero marrón
seis mil dólares
un llavero sin llaves
una foto de un lugar exótico
un clinex propendiendo al gris
un libro
un estuche cilíndrico de palo santo vacío
migas de galleta
un cuchi cuchi

Concentrado como estaba en el asunto no me apercibí de la presencia de una niña que comía un helado justo detrás de mí. Esto dijo:

—¿Puedo tocar el cuchi cuchi?

Le respondí que sí y se puso tan contenta que me regaló una diminuta pegatina con el dibujito de un delfín.

—Llévate el cuchi cuchi si lo quieres, es tuyo.
—Tata gugu.
—¿Qué?
—Tata gugu”.

15.4.09

LA LECTORA DE CULOS


Cuentan de una mujer que hacía una lectura rectal tan certera como las pitonisas del Cáucaso que leen los pulgares, aunque con misteriosos ingredientes añadidos…

Miles de personas viajaron desde lugares remotos dejando ganados y familias para recibir estas revelaciones. Cónsules, ministros, artistas, fontaneros militares, y hasta enfermos de encargo llegados de los desiertos, de los abrevaderos, de los polígonos industriales, e incluso del interior de la Tierra, todos visitaron a esa mujer preñados de esperanza verdadera.

Ciegos, patinadores, autistas, hermafroditas inversos, procrastinadores, santos, vísceras encerradas en bolsas de piel, todo tipo de variaciones humanas, incluso se habla de alienígenas y sus crías, perros y limacos también, todos querían escuchar sus sentencias.

Ella recibía en su casa.

Un largo corredor conduce al paciente hasta un fondo de saco. De una portezuela en la pared aparece un rodillo giratorio (con holgura en su rotación externa) envuelto en gasas impregnadas de lubricante cauterizador. Su uso es muy sencillo, basta con agacharse un poco para dejar la zona objeto de estudio limpia de sedimentos condicionantes. Se suministra un trozo de cuero para morderlo durante el proceso si fuese necesario.

Una vez concluido este trámite inicial se hace pasar al paciente por una galería subterránea que lleva a un depósito tubular descendente donde permanecerá en posición supina durante unas horas en la más completa oscuridad. Para evitar que caiga en el sueño, se emitirá por megafonía una frecuencia acústica intermitente ajustada a mil ciclos con un volumen adaptado al yeso de las paredes.

—¿Y la entrevista previa?
—No hay entrevista previa.

Ella no quiere ver caras, sólo lee culos. Por este motivo nunca ha podido ser vista por el método ocular tradicional. Su presencia se presiente detrás de las lonas, y su voz puede ser escuchada desde un monitor instalado en el techo de la sala de operativas. Cabe añadir que el monitor permanece apagado en todo momento con el fin de no incrementar el desasosiego del sujeto, pues según se dice el nivel de tolerancia general se reduce drásticamente durante el escrutinio anal.

Al principio la gente se preguntaba si merecía la pena experimentar tantas molestias a cambio de unas pocas frases proferidas a través de un megáfono. Sin embargo estas frases calaban tan profundamente en el sujeto que toda molestia se olvidaba inmediatamente.

LA LECTURA
Ejemplo 10.786

De una máquina expendedora surgen cintas de papel con instrucciones:

“Desnúdese, póngase de rodillas y apoye su cabeza en el fondo del balde. Cierre los ojos y la boca. Tápese los oídos y sujétese fuertemente la nariz. Aguante los picores y procure no estornudar a la primera. Detenga su respiración lo máximo posible”.

Después de la exploración, el paciente es incorporado hasta las vigas del techo con la ayuda de una pequeña grúa hidráulica que se detiene a la altura del altavoz principal. Esto se oye:

“Qué poderosa puede resultar la inercia del descreimiento. Sin embargo, el descreimiento a menudo presenta fisuras, pues se trata de una forma de fe no identificada y llena de señales falsas. Si ese es su deseo, aproveche las fisuras (que a veces son realmente holgadas) y salga de ahí inmediatamente”.