30.9.07

VOY A VER QUÉ ES ESO


Dicen que el barón J. Otsein se hallaba sentado en su sillón de color fucsia…

en medio del Salón del Sueño
situado en la torre oeste de su castillo de cuarzo rosa
en el centro del lago sobre cuyas aguas una espesa bruma se deslizaba hacia poniente.

El barón advierte que alguien llega, por las siguientes razones:

1. Se le ha movido un poco la cabeza
2. Algunos animales han callado
3. Se oyen pasos desde el jardín, pasos tranquilos, quizá cautos, quizá familiares
4. Él sabe que alguien llega

Lo vemos de espaldas levantándose despacio, atraviesa el salón hasta la habitación contigua, prosige hasta un largo corredor en espiral, y tras el primer giro desaparece.

HISTORIA DE UN ENCUENTRO

Alguien ha llegado y el barón ha desaparecido.

O eso nos parece, pues vemos la escena reflejada en una bola de cristal, en el interior de la trastienda de un bazar ruso. Sólo íbamos a mirar lo que había en la tienda, un vistazo superficial, nada concreto, tal vez un regalo, algún objeto curioso, un pasatiempo…

Una mujer de avanzada edad nos observa tras el mostrador. Parece gitana, o india, lleva una túnica azul turquesa, nos invita a pasar al otro lado, tras unas cortinas de seda en cuyo centro puede verse un dibujo de geometrías concéntricas en tonos dorados y violetas. Pasamos al otro lado…

Una habitación casi en la penumbra llena de telas y objetos exóticos. Un hombre sentado de espaldas a nosotros que parece esperar a alguien. A su lado, sobre una esfera de cristal, un enorme pájaro inmóvil, quizá vivo, quizá disecado.

—¿Querían ver al barón?
—Creíamos que todo era un sueño. ¿Acabamos de llegar o ya estábamos aquí?

28.9.07

LLUEVE LUZ



16.9.07

a ti


Si. Es mejor decírtelo desde aquí, es decir, desde el lugar donde habitualmente habito (habo pequeño). En cualquier otro lugar estaría perdido.

Todo parece indicar, según he observado durante una observación desapegada y constante, que ASÍ TIENE QUE SER, pero con un cierto cariño escondido aunque no escondido del todo.

Nadie impone nada al decir algo que es cierto.

Si es cierto, el decirlo no aporta nada, ni siquiera imposición. Sin embargo, ese nadie muestra amabilidad al informarnos de algo que, aun siendo cierto, se olvida, o se desconoce (conocimiento inverso).

Sufres callas lloras sales entras sales… hay un hueco por el que se ha colado… algo.

También todo lo contrario, por supuesto. (Esto no pertenece al texto original aunque con el tiempo, acabará siendo original. Por tanto, y para ahorrar tiempo, también todo lo contrario, por supuesto forma parte del texto original).

Esto y lo otro.

Y lo mío (lo tuyo).
De hecho todo el rato hablamos de lo mismio.

Toda esa configuración sináptica Geom.trica y triste del cerebro de las tardes grises fue transmitido en aquellas tan tempranas edades... Inyecciones, pastillas, leche, papillas, anginas y apéndices extraídos, vacunas… Una transmisión de sustancias, y pequeñas amputaciones que no tienen por qué ser malas. Quizá se trate de una preparación metamórfica, un salto biológico…

—¡Uaj, que asco!

Pero no como una larva de limaco, hombre. Sólo si así lo quieres. En cualquier caso, así tiene que ser porque así de hecho es. ¿Has probado a no resistirte tanto un poco? Eso no quiere decir que vayas a padecer un ultraje.

—Si.

El no, ya lo hemos sostenido prolongadamente.

Aunque ahora venga on y antes haya sido off, el piloto encendido o apagado, una cosita u otra, hay un cariño escondido, acaso no escondido del todo.

Y ahora, después de aquello, toca esto. Y después de esto, aquello otro.

—¿No es lo mismo?
—Es lo mismio.

A parte de todo eso que ya sabíamos, está también lo que ya sabíamos. Eso suma dos sabíamos. Las cuentas también son divertidas, además cuentan. Por ejemplo cuentos chinos. Y también cuentos de Ubsen…

“…perdidos en el corazón del bosque ya no se acordaban de cómo regresar (¡vuelve Pulgarcitoo!). Siempre alguien no volvía incluso nunca jamás…

No tie prieocupies, eso ya ha pasado, ahora llega el

AUTENTICO FINAL

Capítulo dos. Diferente del anterior y del próximo. Lo de los capítulos siempre ha entretenido mucho. Seguimos entretenidos. Entretenidos.

Bueno. Voy a ir terminando de terminar. Es tan cansado…

—Tampoco es tan cansado…

—He oído una campana

—(…tú sí que oyes campanas mi rey).

Etcétera.

Etcétera es una palabra preciosa que normaliza los objetos a medida que se alejan hacia el futuro.

—Ahí no estamos nosotros (¿quién es toda esa gente?).

[ ]

—Me gusta cómo está siendo. Antes no me gustaba cómo estaba siendo y sufría tanto y tanto... Ahora me gusta cómo está siendo.
Sí a todo.

—A mí también me gusta cómo está siendo, y lo segundo y tercero que has dicho. Pero lo cuarto (sí a todo), no sé todavía si me gusta tanto porque no sé si es cierto…

—Cierto.

—Cierto.

Cientos de ciertos.
Ciertos conciertos.

CONCIERTO CERO

“Estos señores tendrán que irse a dormir”.

Los siguientes conciertos fueron más divertidos, pues a partir de entonces se quedaron a dormir durante la actuación.

—Dorre mído, fa! (al unísono).