23.5.10

DÉJENME QUE LES DIGA ALGO


El Dr. Cabesbuerces hace su entrada en el hall del Hotel Continental entre disturbios y aguaceros. El coronel Radock le espera con impaciencia desde su sillón del fondo norte espolsando los últimos rescoldos de su pipa en un compartimento lateral de su cartuchera militar. Cuando levanta la mirada se sorprende al observar a su compañero de situaciones insólitas sentado en un sillón prusiano situado justamente enfrente de él, lo cual hasta ahora no había dejado al parecer señal alguna en su sistema perceptual.

Habla Radock

—No le esperaba tan repentinamente, ¿dígame, desde cuando está usted aquí?

—Desde que le saludé al llegar usted hace una hora, y al verle tan metido en sus faenas decidí esperar a que restableciese su atención periférica.

—Cuánto lo siento, discúlpeme, permítame invitarle a un Armagnac…

—Ya he pedido su segundo armagnac, he de decirle que el primero lo despachó con extrema celeridad, también me aceptó un habano y un pañuelo con pajaritos, ¿qué fue de ellos?

—Créame si le digo que no recuerdo nada de lo que me dice.

—¿Lo está diciendo ya (el decirlo)?

—Sí.

—Es comprensible, no se preocupe lo más mínimo, me hago cargo de esta situación cada vez que se produce. Si le parece vamos a la cuestión que me ha traído aquí.

—Sí, el emperador sigue encerrado en su torreón inexpugnable toda vez que la guardia ha sido retirada ante la imposibilidad de acceder al torreón por parte de nadie. La munición se acaba y también nuestra resistencia. No nos queda otra opción que recurrir a métodos “alternativos”, ¿se ocupará usted del asunto? Huelga decir que sus honorarios son decisión suya como de costumbre.

—Sí, ya está todo hecho, no tiene nada más que salir a la calle para comprobarlo.

Radock quiere salir a ver qué pasa, pero observa con sorpresa que de camino a la salida siente un irreprimible impulso de sentarse en las rodillas del Dr. Cabesbuerces, cosa que acaba haciendo con la mayor naturalidad, lloriqueando un poquito y sintiendo que efectivamente ya no es necesario salir a ningún sitio para hacer ningún tipo de comprobación.

Radock de nuevo

—Ha vuelto a hacerlo, ¿cómo lo hace? (entre sollozos).
—Muy sencillo coronel (el Dr. Cabesbuerces limpia con delicadeza los moquitos al coronel con un pañuelo vacío), se da la circunstancia de que esta vez sí puedo darle una explicación acerca de la resolución del enigma usando el sistema racional vigente.

EL ENIGMA

1. El emperador se encerrado en un Torreón inexpugnable.

La sensación de conflicto es una tapadera intelectual creada colectivamente con el fin de eludir el tema principal: realmente no está pasando nada malo.

19.5.10

VICTOR OLSON VISITA A LOS VISITANTES


“La verdad es que estoy muy sorprendido, pues nunca había sido abducido, lo cual siempre me pareció cosa de literatura fantástica, y aquí estoy, en esta nave luminosa de interiores despejados y tan escasamente ornamentados, tumbado en esta fría camilla metálica frente a un muñeco alien inmóvil y circunspecto.

Pero si no te importa prefiero incorporarme y charlar un rato contigo, a ser posible sentados los dos, aunque observo que no hay sillas ni nada parecido en este… ¿quirófano galáctico? Así que deja tus herramientas y fluidos fosforescentes y atiende un momento:

Lo primero, si no te parece mal, voy a restablecer la motricidad a mi cuerpo porque esta sensación de inmovilidad involuntaria es muy incómoda y no facilita la comunicación.

Lo segundo, no me puedo quedar mucho tiempo, pues tengo que ayudar a mi hijo con la construcción de un precioso jardín botánico aprovechando el hueco de la escalera que da al piso de arriba de mi casa, pero te prometo volver en cuanto tenga una tarde disponible”.

El muñeco alien, viendo cómo el muñeco humano abducido se incorporaba de la camilla sin el menor esfuerzo con la intención de acercarse para abrazarlo, rotó 180 grados sobre su eje y desapareció velozmente atravesando un panel luminiscente situado al otro extremo de la habitación.

Tras unos instantes en los que sólo se oía un zumbido de fondo semejante al de una afeitadora con escasa batería, surgió de un orificio circular que se abrió en el suelo, una figura femenina desnuda que permaneció unos instantes en el centro de una plataforma cilíndrica giratoria. De esta manera pude observar desde todos los ángulos su pequeña figura, indistinguible de una mujer de rasgos occidentales cuyos ojos parecían estar fijos en algún punto por encima de mi cabeza.

Una cortina de filamentos de luz se elevó dejando a la mujer frente a mí.


En ese momento me saca la lengua dos veces y hace un ademán con su mano señalándome un lugar en el suelo.

—¿Quieres que nos sentemos en el suelo? —le dije—, estupendo, y me senté en el suelo.

Ella permaneció de pié, me sacó la lengua otras dos veces y de un salto se acopló a mí hincando sus talones en mi espalda y comenzó a besarme tal y como lo haría una batidora industrial, en ese momento temí perder varios dientes en el proceso.

—Un momento, para un poco cielo, ¿cómo te llamas?

—Soy módulo extractor Axión Dulce, ¿te gusta que estoy yo aquí?

—Sí, me gusta que estés aquí, pero preferiría que dejáramos las extracciones para otro momento, ¿no tenéis algo para tomar parecido a una infusión de roibós con galletas?

—Toma.

Y depositó un antakarana plateado entre mis manos diciendo lo siguiente:

“Sin darte cuenta te has dado cuenta, somos la última ilusión… ya estás en casa”.

9.5.10

LO QUE NOS DICEN LOS INTESTINOS


Genaro se despide de su mujer a quien besa con brevedad y urgencia. Se ajusta la corbata apoyando tal acción con una mueca espantosa que inmediatamente es restituida a su estado de reposo ordinario. Abre todos los cerrojos, tira de un cordoncito oculto a las miradas incluida la suya, abre la puerta y sale a la calle.

Fuera hay otro sonido, es como pasar de un mundo a otro, pero él no nota nada. Cuando llega a su coche le cuesta creer lo que ve: un señor muy parecido a él cuyo rostro denota sin embargo una mayor altivez, y que va vestido de la misma manera (un traje pardo de caballero y camisa color vainilla) se halla con los pantalones bajados y en cuclillas sobre el techo del vehículo. Todo parece indicar que se encuentra deponiendo.

Genaro da automáticamente la vuelta y regresa a casa como activado por un mecanismo de control remoto, “se me han olvidado las llaves” se dice maquinalmente.

El deponedor, alzando la cabeza como un galápago exclama:
—¿Es este su coche?
—Sí.
—¿Y por qué no entra?
—No quería molestarlo, por mí puede continuar.
—No se preocupe, ya estaba con el grumo final, ¿tiene clinex? Le diré una cosa, he procurado dejarle el muñeco bastante centrado y arrimado hacia la parte delantera. Si espera que se seque (confiemos en que no llueva), puede darle dentro de un par de días una capa de barniz y pintarlo de rojo y blanco. Acompáñese en sus desplazamientos de gritos agudos sinuosos o sople trompetillas de plástico y parecerá que va usted en un vehículo policial. Su familia se sentirá orgullosa.
—Gracias, pero prefiero irme a casa (con la boca pequeña)…
—También podría llevárselo y adoptarlo. Le puede poner el nombre que quiera, a mí no me importa.
—Se lo agradezco de verdad, pero tengo que irme, adiós señor…
—Está bien, le acompañaré a casa y hablaré con su mujer, seguro que llegaremos a algún acuerdo, pero no se inquiete, pues no tendrá usted que ocuparse de nada ya que casi todo será como siempre.

Julia saca a pasear a su perro. Inquieta a causa de alguna circunstancia personal comienza a toser de forma abrupta y discontinua. Poco después lo hace a intervalos cada vez más regulares hasta que acaba estabilizándose en una ronquera permanente mezclada con silbidos ocasionales.

Por fin la tos cesa.
El perro aúlla.
FINAL ALTERNATIVO n1
—Julia, este señor nos quiere regalar un animalito que a mí me parece que puede quedarse en la terraza al menos durante los primeros días.
—¡Envolvedlo en pañuelos y llevadlo rápidamente a urgencias, probablemente se esté desangrando!, ¿pero es que no veis que no le ha dado tiempo a generar piel suficiente?

FINAL ALTERNATIVO n2

—De acuerdo, nos lo quedamos pero entiéndanos señor, el muñeco no ha salido completo, así que tendremos que extraerle el resto antes de que la disgregación sea irreversible, pero no se inquiete, mi marido que ha trabajado en los pozos, tiene todas las herramientas necesarias, y yo le prometo tener mucho cuidado al cerrarle la herida.

4.5.10

Una preciosa tarde soleada

He ido a ver el sol cuando se encontraba a 6 grados. He recibido sus radiaciones a través de los fotorreceptores de los ojos durante 4 minutos y medio.

Toda la vida se nos ha dicho que no miremos al sol directamente porque se daña la vista de forma irreversible. No es cierto.

Durante la primera hora del amanecer y durante la última del crepúsculo, es altamente recomendable esta práctica en la que se comienza por unos 10 segundos de exposición para ir incrementando paulatinamente el tiempo hasta los 45 minutos seguidos.

Esto sucede:

Información directa de La Fuente,
fortalecimiento del sistema inmunológico,
mejora de la visión,
energía disponible en abundancia,
claridad y discernimiento,
alimento para el cuerpo, mente y espíritu...

Absolutamente contraindicado por la medicina convencional,
gratis...

A esta práctica se le llama Sun Gazing o Yoga Solar, pero lo importante es darse cuenta de que los recursos más potentes del universo están a nuestra disposición ahora y en abundancia.

La especie humana está mutando, lo cual es muy buena noticia, nuevos y ancestrales conocimientos salen a la luz, el mal llamado ADN basura está en plena activación, y muchas de las personas tradicionalmente más escépticas empiezan a sospechar muy a su pesar que finalmente haya vida en Marte...