30.1.08

GILDA, LA LOLA


En 1999 se hizo un experimento con 100.000 individuos conscientes a quienes se les propuso el siguiente enigma:


“Hágame caso, recoja sus cosas y quédese. O deje sus cosas, váyase y no me haga caso. En cualquiera de los casos, pruebe a hacer una cosa distinta de la que hace en este momento. En el caso de que decidiese no hacerme caso, hágame caso, no me haga caso”.


El 95 por ciento de esos 100.000 individuos declaró tras la prueba y al unísono que “No lo sabemos”.

El 5 por ciento restante preguntó:“¿Estáis seguros?”.


Y el 95 por ciento respondió: “Sí, no estamos seguros”.


BAJANDO LAS ESCALERAS, AL OTRO LADO DEL PUENTE...

Te encontré de pronto frente a mí, y nada de lo que allí veía me recordaba a nada a lo que yo haya visto. De hecho no veía nada, es decir, nada que tuviese ningún sentido y por lo tanto es como si no viese nada, o como si viese un algo indefinible, y sin embargo esa imagen me cautivó de una manera tranquila. Una tranquilidad sostenida y continuada.

Muy parecido a cuando no pasa nada,
pero un poco más sentido.
Saber quién eres es ahora posible,
ya no encuentro tu forma.

CONFÍA EN MÍ, A PESAR DE MÍ. MIMIRRI.

Yo no he sido. Ha sido "Quiquillo".

23.1.08

PULGARCITA Y LA BRUJA


…y la bruja encerró a la niñita del gorrito rojo en una jaula de oro, que en otro tiempo fue residencia del famoso duendecillo danzarín llamado Ruidoquerito…

Pulgarcita, cautiva tras los barrotes, sólo miraba en dirección a la bruja quien en seguida se puso a realizar sus tareas habituales: introducir ranas en frascos, sacar el veneno de las viborillas silvestres, preparar un brebaje humeante, viscoso y lleno de pompitas en una enorme olla, cuidar sus micelios y sus líquenes y sus trepadoras y su vegetación profunda y la tierra más recónditamente subterránea, donde habitan los mensajeros de las esporas... Pulgarcita tan sólo la miraba.

...y en la superficie, en la piel de la Tierra que a su vez es la piel del Cielo, todas las demás cosas del Mundo ocurrían al mismo tiempo, simultaneamente…

Pulgarcita, tras permanecer un largo rato en la misma posición sin desviar la mirada, pensó que bien podría quedarse dormida con total confianza, y así lo hizo. Y soñó…

¡Pulgarcitaaaa, dónde estáas! ¡Pulgarcitaa!... (Ah, que soy yo…) No hace falta llamarme. Me voy a decir lo que me gusta. Me gustan las primaveras con su luz dorada, el campo lleno de flores, la lluvia cálida y los pajaritos de pecho naranja. Qué curioso, tengo la sensación de estar soñando esto (que es tan cierto igualmente) otra vez. La misma vez. El sueño siempre es el mismo sueño, aunque varíe el argumento. Mi presencia es la misma presencia… ¡Ruidoqueritoo!, dónde estáas...

Estoy aquí.

Ruidoquerito se hallaba sobre el canto de un muro, dio un salto repentino hacia atrás y desapareció entre el ramaje de un árbol que “no iba muy deprisa”, a pesar de lo cual recorrió el mundo y aún otros mundos en sus viajes a bordo de ese árbol.

“Yo voy en barco,
voy en avión,
y aún en cohete voy,
Ruidiquerito soy”.

Ruidoquerito viajaba en árbol.

Los animalitos del bosque salvaron a Pulgarcita de ser cocinada por la bruja. Pulgarcita, una vez liberada, cogió su cestita, y les dijo con verdadera simpatía: “¿Quién corre más, un conejo o una corneja?” y los animalitos respondieron:

“El conejo bajo ciertas condiciones de stréss emocional”.
“Entonces”, dijo Pulgarcita, “dejad que las cosas pasen”.

…y siguió su camino saltando por el bosque, lo que hacía sonar su cascabel.

10.1.08

SUPER NORMAL VIAJA EN INVIERNO

Cuando el sol está tan lejos


5.1.08

CARTA A LOS REYES MAGOS


Gracias

3.1.08

CONOCIMIENTO DEL PODER (y poder del conocimiento y no es porque suene bonito que también).


El poder es impersonal, transferible, acumulable y distribuíble.
Necesita un huésped y un testigo con la voluntad menguada, al menos temporalmente.
En otro caso, el poder no podría ejercerse.
Ejército (¡Sí, mi conejo!).
El poder, no obstante, puede ser desalojado.

Hasta aquí el poder tradicional.

*****

El poder del discernimiento sin embargo es un poder no invasivo, atemporal, íntimo y sin sustancia.

Pero no es sólo un huevo vacío:

—No se preocupe, lo depositaremos sin más sobre una superficie lisa, y que ruede sobre sí mismo hasta la extenuación. Ahora ya puede marcharse tranquilo de la cocina. Vaya a correr por ahí fuera.
—El caso es que querría quedarme en la cocina. El huevo vacío es también mi criatura.
—Sí, eso también es cierto.

El poder de elegir la posibilidad más triste. ¿Por qué ocurre esto a menudo?

—¡Muévase un poquito hombre, escoja la mejor!
—No me gusta la mejor. A la larga lo mejor produce angustia. Así que escojo la que no produce angustia.
—Y, ¿no le produce angustia abandonar la angustia, esa emoción tan humana?
—Ayúdeme a salir de ahí, se lo ruego.

O el poder de elegir la posibilidad más creativa:

—La que más te guste.
—¿De verdad?
—Sí.
—Entonces escojo comer cerezas contigo al lado del río…