13.1.07

CALOR EN EL CORAZÓN


"El arte que no es instantáneo es arte no instantáneo" (adagio instantáneo)

EL DR. ALVERLO GRACIA, CONOCIDO OFTALMÓLOGO DE UNA LOCALIDAD RURAL NORMAL, CUENTA ESTE CUENTO A LOS NIÑOS DE LA COMUNIDAD CHINA, LA ÚNICA COMUNIDAD QUE ESCUCHA SUS CUENTOS.

Cuentan que ocurrió la siguiente historia:

Un señor a quien nunca nadie pudo ver bien la cara a pesar de no llevar embozo alguno, llegó hasta la plaza dorada y se sentó encima de la piedra ocre de su fuente. Al cabo, esto dijo:

“Me resulta casi imposible decir algo que no sea lo contrario al mismo tiempo.
Se me ocurre sólo lo siguiente: sino.

—¡Pero sino, es nosi al mismo tiempo, viejo tramposo! (niños subidos a los muros, cerdos, gallinas, comerciantes vociferantes, un fraile…)

El señor indefinido responde:

—Si. No.”

Se dice que nadie pudo pronunciar palabra alguna en muchísimo tiempo, durante el cual se comunicaron con campanas (cumpincamca). Parecían entonar esta canción:

Campana sobre campana,
y sobre campana, una.
La campana de la calle campana tañe once veces,
dos unos, religión 11…,
un bello número, una vibración binaria,
como el 2,
2 estrofas, 2 estribillos… etc.

La siguiente historia me la contó un caminante que iba en busca de quien lo buscaba a él. Busqui:

Desde la “habitación azul” de un acogedor hotel rural en los adentros del campo, llamado “La Casa de las Hijas del Médico”, se escuchaban tras los muros las múltiples frecuencias que emitían las infinitas variedades de campanas, campanillas y campánulas (esos gruesos cilindros de cobre que se tañen con rodillos muchísimo más gruesos, instrumentos folclóricos de percusión pesada habitualmente utilizados bajo los puentes) que los habitantes temporalmente enmudecidos de aquél lugar hacían sonar en un alegre estrépito. Curiosamente, el efecto resultante es en sumo agradable al oído y favorece el sueño prolongado.

Si. Decía que desde la “habitación azul” de aquella hospedería en la que tres ollas enormes con tres fuegos en su interior recibían al viajero de invierno en calurosa bienvenida, escuchaba todas esas campanas. Y de tanto oscilar en esas frecuencias redondeadas y consonantes, me perdí en un mar de talanes.

Y ahora os voy a regalar estas tiras de celofán para que construyáis en casa vuestras propias gafas de visión dorada.

El Dr. Alverlo entregó el celofán a los niños chinos, se lavó la cara en la fuente y se puso a hablar con alguien detrás de un árbol a quien nadie veía. La conversación transcurría divertida. De pronto, el oftalmólogo se queda quieto con la mirada fija en algún objeto situado en algún lugar indeterminado enfrente de él. Los niños chinos sonreían…

*****


El caminante, hace un alto en el camino. Bebe un trago de agua. No muy lejos de allí se pueden ver las primeras casas de un pueblo del interior. Un grupo de perros muy contentos salen a su encuentro. Todos ellos parecen llevar una especie de gafas de celofán amarillo. El caminante avanza hasta las ruinas de lo que en tiempos debió de ser una fortificación. Ahora sólo quedan algunos restos y una porticada. Un hombre que lava una carretilla en la fuente le saluda haciendo repiquetear una campanita que saca del bolsillo.

—¿Podría decirme, amable caballero, dónde podría hospedarme?

El hombre de la carretilla señala en dirección a la iglesia y hace sonar de nuevo la campanita. El caminante se despide con un gesto sorprendentemente cariñoso. Cuando llega a la altura de la iglesia observo un cartel que indica “a la Casa de las Hijas del Medico”, 0,1 km. “Qué curioso lugar —se dijo—, siento calor en mi corazón, este pueblo parece quererme y yo a él, me quedaré aquí unos días”. En una cantina, cerca de allí, se oía reír a carcajadas. El caminante se dirige hasta allí, abre la puerta del local y pide una cerveza. Un montón de ancianos lo observan unos instantes y a continuación prosiguen con sus carcajadas. Todos llevan gafas de celofán amarillo. Sólo se las quitan para limpiarse las lágrimas. El caminante se siente embargado por una simpatía arrolladora. Hace una pregunta:

—¿Dónde puedo conseguir una campanita y unas gafas de celofán amarillo?

La cantinera saca de debajo del mostrador una campanita. La hace sonar y se la entrega al caminante con una amplia sonrisa. Un niño subido a una viga en el techado del recinto deja caer unas gafas de celofán amarillo que después de un vuelo tranquilo acaban posándose en las manos del caminante. El caminante se las pone…

Cuando el corazón parece encogerse por falta de calor, la vibración es baja e inestable. Una emoción asociada a este hecho, dispara una sucesión de procesos químicos. El cuerpo se hace dependiente de esa emoción y se establece un vínculo tóxico con la falta de calor. Se dice que un baño de luz dorada bajo la cálida iluminación de esta frecuencia, puede liberar al corazón de la enfermedad. Esta luz se encuentra muy cerca de nosotros en todo momento a la espera de ser recibida.

5 dijo:

Anonymous Anónimo dijo...

Kriu ki mi pirri. Verlel el culo por favor!!

Ki entren sin llamar. Asi asi.

(....) Estral.

Tenemos que hacernos con un buen surtido de campanas y campanulos de todos los klinges. glin glan..tilin tilin.

os mando a todos.....bueno, ni falta que hace, ya esta muy bién. uy uy uynnn uín uín.

17:30  
Blogger WODEHOUSE dijo...

Ese oftalmólogo tenía buena vista,desde luego y seguramente fue él quien difundió la difusión de esas gafas amarillas que tanto optimismo causaban.Las campanitas me da que pudiera ser un otorrino quien tb.las recetara a los bondadosos habitantes de ese pueblo.¿Puede ser así o incurro en error con aventurar dicha afirmación????.
Aún así es bonita esta entrada del día 13.

13:08  
Blogger fran rubio dijo...

Seguramente habrá un otorrino residiendo en alguna de las covachuelas habitadas del montecillo que da a la ermita de la Virgen de la Cuesta. Esa zona está llena de artistas, profesionales de la salud y ermitaños místicos que conviven en agradable armonía

14:15  
Blogger WODEHOUSE dijo...

Yo conozco en un lugar muy famoso de la serranía de Málaga un sitio lleno de cuevas con hippis y artistas que viven en furgonetas destartaladas y viven ...del aire o de lo que surge,o de lo que les dan los montañeros y escaladores y la noche de fín de año hubo mucho ambiente este año...Me lo dijo Pérez...

12:52  
Anonymous Anónimo dijo...

... es un "lugar" muy cálido que llevamos dentro cada uno de nosotros.

18:23  

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