UN REGALO DE CUMPLEAÑOS PARA SUPER NORMAL

Un asombroso ingenio llamado “máquina para volar” ha sido construido con el fin de hacer volar a Super Normal. Queremos que vuele y que lo haga con toda normalidad. El no lo sabe. Será su regalo de cumpleaños. Lo único que nos falta por conocer es precisamente la fecha de su cumpleaños.
Sólo queremos su bien.
Pero esa fecha no la tenemos.
—Habrá que forzar la situación
—No es necesario. Pondremos la situación a salvo del esfuerzo. Mejor aún, busquemos una situación que ya haya sido forzada previamente.
—En ese caso hagamos lo que usted dice. Busquémosla.
La situación encontrada fue esta:
Dos hombres y dos mujeres empujaron un carro cubierto con lonas azules durante seis horas. Sin embargo llegaban siempre al mismo lugar cada media hora. Hasta que encontraron a Super Normal que paseaba por la calle.
—Hola, ¿es usted un señor que pasea por la calle? (al unísono).
—SÍ.
—Le hemos traído un regalo por su cumpleaños que no sabemos cuándo es. ¿Cree que hoy, por ejemplo, es su cumpleaños? Si es así, ¿sería tan amable de darse la vuelta con el fin de que podamos encastrarle una “máquina para volar” en tan sólo cincuenta minutos largos? (al unísono).
—Ustedes han traído hasta mí una situación forzada. ¿Han hecho eso?
—Si, así es. No somos mentirosos (al unísono).
—¿Esa situación, la han forzado ustedes mismos?
—No, ya venía forzada… (al unísono).
—Gracias, sólo quería saber su grado de implicación en la situación presente, en este caso una creación sin movimiento. Permítanme que lo disfrute unos minutos…
—¿Cuántos minutos? (al unísono).
—Minutos en general. Ahora estoy disfrutando mucho, ¿porqué no se unen?
—No nos ve unidos, ¿verdad? (al unísono y con voz llorosa todos).
—Se podría decir que no los veo unidos porque tratan de imponerme esa imagen de separación, pero la imposición es su propia situación forzada de autor que intenta abrirse paso entre tanta ausencia de movimiento. Lo que no deja de ser igualmente creativo, ¿se han dado cuenta de eso?
—Feliz cumpleaños cuando sea (al unísono y con una repentina serenidad).
El ciego de la acera de enfrente dice para sí:
“Ruido de coches y gente... Los charcos me devuelven la imagen de quienes todavía no han cruzado la calle. Veo a un hombre que compra castañas. Lleva un artefacto mecánico anclado en la espalda, aunque su actitud no revela nada fuera de lo normal”.