PERDIDOS EN UN LOCAL DE ENSUEÑO

En una región llamada Dadudle viven agrupados ciento once individuos de la especie huménida (monos con atributos humanos). Se dedican todos a la construcción de viviendas para reconejos, una especie animal nacida de aquellas llanuras áridas que ha desarrollado una nueva habilidad: hablar perfectamente el idioma local.
El idioma local consiste en una ligera evolución lineal del idioma prelocal, constituido a su vez por una larga serie de aullidos cortos y continuados que no cesa hasta que alcanza determinado umbral que cancela la atividad cerebral en el ochenta por ciento de los secctores por falta de oxígeno en el sistema respiratorio. Las articulaciones se usan poco en la práctica del lenguaje. Han menguado considerablemente en sus proporciones a lo largo del tiempo. Sin embargo, todavía dan muestras de una gran operatividad.
En la vida de ese lugar se alternan el estrépito ensordecedor con el silencio del desierto. motivo por el cual este organismo cartilaginoso (el reconejo) comenzó a inhibir genéticamente la capacidad auditiva en sus últimas generaciones. Sus orejas derivaron en una pequeña protuberancia situada detrás del cuello. Era muy corriente que supurase un poco en días de calor intenso.
Ante la evidencia de la inutilidad de la violencia, se negocia la convivencia.
Los humanos construyen sólidas viviendas de adobe y aerogel (regalo de los visitantes de las estrellas) para detener en lo posible la definitiva desaparición de la capacidad auditiva y el órgano correspondiente en estos animales de áridas llanuras que ya no eran felices en aquel entorno. Se había observado que cuando estas criaturas no son felices, despiden un fortísimo olor a almizcle agriado que impregna la región casi de forma permanente. A causa de ello, la capacidad olfativa de los huménidos había declinado sensiblemente en las últimas generaciones, lo que parecía originar fuertes accesos de tristeza entre la población.
Sin embargo, al no advertirse la presencia de otras especies animales en aquella región (con la salvedad del “grillo espérido” que vive mucho más retirado, aunque no se ha sabido de nadie que haya visto nunca un sólo ejemplar de esa mixtura entre mamífero e insecto), se consideró el valor sentimental de la presencia de los reconejos por encima de otras consideraciones.
Esta consideración se realizó espontáneamente y de forma simultánea por huménidos y reconejos.
En ese momento hubo una compresión profunda de la naturaleza de las relaciones entre especies. Mucha energía quedó liberada. La lucha por la supervivencia pareció detenerse dando lugar a comportamientos extáticos entre la población…
Hoy en día, los reconejos se han integrado de tal manera en Dadudle que pagan sus viviendas protegidas con moneda local. Los huménidos también se han integrado muy bien, y se han convertido en excelentes constructores de viviendas para reconejo, y no hablamos de cajitas-casa para mascota casera ni, por cierto, de ninguna otra cosa, pues nadie está diciendo nada.
FINAL UNO
O quizá todo se trate de una leyenda de la mitología local.
FINAL DOS
No hay frase final
FINAL TRES
Todo sigue cambiando alegremente desde entonces.