MANUAL ESPIRITUAL DEL TRADER

CAPÍTULO 1. “Las pérdidas”.
Si ya es complicado mantener a raya el orgullo, la arrogancia y la autocomplacencia en época de ganancias, no es cosa menor asomarse a los abismos de la falta de confianza, la tristeza y el miedo en época de pérdidas. Abordar con sinceridad una secuencia de pérdidas consecutivas sin derrumbarse es la prueba definitiva. El alma no existe por sí misma, hay que ganársela con creatividad y hay que echarle talento. Una actitud pasiva al estilo “es lo que hay, qué puedo hacer yo” a menudo lleva a la muerte, lo cual lejos de ser malo es lo más conveniente: o jugar o retirarse.
Las pérdidas forman parte del juego. Las pérdidas pequeñas, las pérdidas mayores, las pérdidas irreversibles… Todas las pérdidas y sus dolores correspondientes quedan grabados en el corazón, y es labor del aprendiz desentrañar sus misterios para acceder a la información subyacente: el verdadero regalo.
El dolor enseña,
pero el sufrimiento añadido confunde.
El dolor es un sentimiento noble de origen divino.
El sufrimiento añadido es una aberración psicológica de origen siniestro.
Las pérdidas hay que recibirlas con cariño sincero, convivir con ellas, comprenderlas, sacarlas a pasear, ponerles ropa, o quitársela, hacerles el amor, y cuando llega la noche cerrada darles besitos en la espalda hasta que queden dormidas.
Ellas nos irán desvelando sus secretos de transformación y alquimia, nos hablarán acerca de las oportunidades escondidas, nos mostrarán nuevos mapas sinápticos y nos sacarán de nuestra zona de desconfianza. Nos enseñarán a actuar eficazmente bajo presión, nos darán una perspectiva más amplia de nuestras capacidades, aumentarán nuestros recursos y nos ayudarán a construir una sólida templanza.
Las pérdidas nos darán mucho más de lo que nos han quitado, aunque para ello será necesario secarse las lágrimas del autocompadecimiento y levantarse del sofá con el firme propósito de mantener la intención primigenia. La confianza abandonará su retiro y regresará para quedarse.