23.7.08

MANUAL ESPIRITUAL DEL TRADER


CAPÍTULO 1. “Las pérdidas”.

Si ya es complicado mantener a raya el orgullo, la arrogancia y la autocomplacencia en época de ganancias, no es cosa menor asomarse a los abismos de la falta de confianza, la tristeza y el miedo en época de pérdidas. Abordar con sinceridad una secuencia de pérdidas consecutivas sin derrumbarse es la prueba definitiva. El alma no existe por sí misma, hay que ganársela con creatividad y hay que echarle talento. Una actitud pasiva al estilo “es lo que hay, qué puedo hacer yo” a menudo lleva a la muerte, lo cual lejos de ser malo es lo más conveniente: o jugar o retirarse.

Las pérdidas forman parte del juego. Las pérdidas pequeñas, las pérdidas mayores, las pérdidas irreversibles… Todas las pérdidas y sus dolores correspondientes quedan grabados en el corazón, y es labor del aprendiz desentrañar sus misterios para acceder a la información subyacente: el verdadero regalo.

El dolor enseña,
pero el sufrimiento añadido confunde.

El dolor es un sentimiento noble de origen divino.

El sufrimiento añadido es una aberración psicológica de origen siniestro.

Las pérdidas hay que recibirlas con cariño sincero, convivir con ellas, comprenderlas, sacarlas a pasear, ponerles ropa, o quitársela, hacerles el amor, y cuando llega la noche cerrada darles besitos en la espalda hasta que queden dormidas.

Ellas nos irán desvelando sus secretos de transformación y alquimia, nos hablarán acerca de las oportunidades escondidas, nos mostrarán nuevos mapas sinápticos y nos sacarán de nuestra zona de desconfianza. Nos enseñarán a actuar eficazmente bajo presión, nos darán una perspectiva más amplia de nuestras capacidades, aumentarán nuestros recursos y nos ayudarán a construir una sólida templanza.

Las pérdidas nos darán mucho más de lo que nos han quitado, aunque para ello será necesario secarse las lágrimas del autocompadecimiento y levantarse del sofá con el firme propósito de mantener la intención primigenia. La confianza abandonará su retiro y regresará para quedarse.

14.7.08

LA REVELACIÓN DE ANAGOTIO



Anagotio perdía la mirada en la lejanía de los límites de su nariz, lo que en su caso es mucho decir en cuanto a distancias largas. La madreselva le había crecido entre la ropa, y su pelo ya se había fundido con el casco tras los últimos calores. Abandonado todo propósito de entender ninguna cosa, se dedicó a la contemplación de su supuesta fealdad, fenómeno estético que le había alcanzado de plano por designios naturales encadenándolo al miedo desde muy niño.

“Pero ahora ocurre algo que antes no ocurría. Aunque todavía no haya sucedido, me niego a morir apaleado y luego comido por los perros. Sencillamente pensar en eso ya me desagrada de tal modo que prefiero extirpar lo que haya que extirpar… de mi pensamiento. No tengo mucho tiempo pero es tiempo suficiente. A partir de ahora practicaré la diligencia:

VOY A VER SI REALMENTE SOY TAN FEO COMO DICEN

Me he sumergido en mi propia fealdad dieciocho horas al día durante 21 días y he comprobado lo siguiente:

1. No soy tan feo.
2. Los pájaros siguen cantando (la fealdad no es tan tóxica).
3. Quiero.


Anagotio se da cuenta de que quiere.
Y le sale una novia de entre los matorrales diciendo:

“Tu querencia es verdadera, y así te quiero yo.”

Lo cual puede ser cierto.

Anagotio dice:

“Este canal me gusta más, está menos escorado a los infiernos que el anterior canal”.

ANAGOTIO REGRESA AL PUEBLO CON ESTE NUEVO CONOCIMIENTO

A las cinco de la tarde se terminaba de construir un patíbulo básico en la plaza del ayuntamiento. Se oyeron cinco campanadas, el cielo se llenó de pájaros, los niños y los perros corrían de un lado para otro. Quedaba una hora para ajusticiar a Anagotio. Los vecinos satélites habían ocupado sus puestos en balcones, ventanas y terrazas. El resto del público había traído sus sillas y sus meriendas y se había distribuido por la plaza formando un semicírculo alrededor del tablado. Se repartían bebidas.

TODO LO ANTERIOR SE VA DESVANECIENDO HASTA QUE DEJA DE SUCEDER UN INSTANTE

Anagotio entra disfrazado de guapo por la esquina oriental y avanza hasta el centro de la plaza. Sin embargo, su fealdad atraviesa el látex con suma facilidad y antes de llegar al estrado es reconocido por todos los habitantes del pueblo sin excepción. En total ciento sesenta y ocho muñecos aullando como bestias gracias un eficaz sistema de altavoces internos. Los mecanismos de ajusticiamiento fueron activados y se procede al apaleamiento.

En ese momento alguien acciona el interruptor general al modo off.

10.7.08

CUANDO SEA VERANO...

Todo llega, hasta lo bueno.
Tan bueno que te costará creerlo.


7.7.08

TODA LA VERDAD ACERCA DEL PURGATORIO


Un imitador de Super Normal (de los buenos) tras finalizar una gala veraniega recoge sus cosas y se marcha del recinto. Ha sido una actuación verdaderamente agotadora ante un público hosco, desconfiado y escaso. “Tengo que mejorar” se decía mientras caminaba cabizbajo de regreso al hostal por un sendero que rodeaba un camping muy iluminado repleto de turistas extraordinariamente contentos. Estaba a punto de llorar un poquito cuando se vio repentinamente envuelto en una espesa bruma.

Se frota los ojos y cree ver a un señor con traje trepando por un árbol.
Se frota los ojos de nuevo y ve una gigantesca noria medio sumergida en el mar.
Abre y cierra alternativamente los ojos y comprueba que lo ve todo blanco independientemente de si sus ojos están abiertos o cerrados.

A continuación se oye un trueno lejano, después unas toses como de bebé, y termina apareciendo en mitad de un planeta desierto, un lugar donde nunca llega la noche del todo…

“Llevo 40 días vagando por el desierto, gracias a ello he tenido la oportunidad de comprobar la veracidad de esas historias sobre tubérculos llenos de agua enterrados bajo la arena, cactus, canales subterráneos, oasis… y de momento nada es cierto. Así pues, de momento me alimento de orina.

Parece que no estoy soñando (cuánto me gustaría estar soñando), pues no puedo estar soñando constantemente. Y si así fuera, ¿cuál sería la diferencia entre estar o no estar soñando?

Quizá lleve 40 días soñando por el desierto y ahora por fin esté despertando… en el desierto. En cualquier caso, ¿qué es eso?”

De pronto ante él ha surgido la siguiente escena: una mujer sentada en un taburete juega al solitario con unas cartas de correo ordinario que extiende ordenadamente sobre una mesa mientras come pistachos. Un vaso de vino reposa en la arena sobre una baldosa de cerámica brillante de color verde oscuro con vetas blancas. De pronto levanta la mirada y le dice lo siguiente:

—Has de saber querido visitante, que el espíritu de los desiertos vaga por los desiertos de igual modo que lo haces tú, ¿eres a caso el espíritu al que me refiero?

—Ni siquiera sé por qué estoy aquí, en este lugar tan árido, donde nunca se pone el sol del todo, ¿le importa que apoye mi cabeza en sus piernas mientras le hablo? Me estoy quedando un poco ciego con esta luminosidad tan mantenida, y ya que usted es mi última imagen dotada de contrastes, déjeme sentir su presencia, sólo hasta que me entre el sueño...

La mujer de los solitarios toma un poco de vino, cierra su último juego y le dedica una dulce canción mientras le acaricia la cabeza.

En ese momento el doble sol está a punto de rozar el horizonte cuando de pronto se gira y vuelve a elevarse de nuevo.