VIDA DE UN ARTESANO VIVO
Al fondo del local, en la trastienda y aún más al fondo, en un diminuto habitáculo, el maestro relojero ultima sus trabajitos de precisión pese a haberse quedado prácticamente ciego en los últimos años. Gracias a su extraordinaria aplicación, y tal vez a causa de su pérdida de visión, ha llegado a desarrollar un pequeño órgano receptor situado a la altura de sus riñones, que en su caso se sitúan a la altura de las orejas, justo donde tiene su terminación el bulbo raquídeo, pues la postura encorvada y replegada en la que permanece horas y horas ha propiciado una serie de cambios fisiológicos en su organismo. Este órgano cuya forma es muy similar a la de un cordoncillo amarillo de textura lanosa que se riza levemente hacia su terminación, requiere pocas atenciones. Lavarlo es una tarea sencilla que no demanda más que unos segundos con un bastoncillo de algodón empapado en alcoholes.
Su mujer, fiel a las recomendaciones del Doctor Cabesbuerces que es quien estudia con franco interés y dedicación a su marido, le ha cosido los párpados con el fin de que trabaje más cómodo, asistido exclusivamente por este órgano receptor cuya singular ubicación obliga al relojero a situar la mesa de trabajo a sus espaldas. Desde entonces, y debido a esta nueva situación en la que se ve forzado a darse la vuelta constantemente cada vez que mira algún detalle (es una manera de definir la función receptora del cordoncillo) para no perder la imagen en su cerebro, el rendimiento ha decrecido enormemente pero no así la calidad de sus trabajos, ganando en detalles y ornamentación.
El Doctor Cabesbuerces, famoso en su tiempo por haber sido el precursor del “nanocardio”, esa joya de la ortopedia moderna de la que todos nos valemos a partir de cierta edad, ha establecido un régimen de visitas que no obstaculiza de ninguna manera la labor del artesano. Estas se producen únicamente de madrugada, que es cuando el pequeño órgano se repliega sobre sí mismo inexplicablemente y toda tarea ha de ser suspendida por falta de estímulos receptores. Durante estos breves períodos el relojero dormita a intervalos discontinuos e irregulares, y es cuando el Doctor le somete a diferentes procedimientos analíticos. Una vez que se reanuda la operatividad del órgano y se restablece la normalidad laboral, el doctor se retira a la buardilla del piso de arriba donde se le ha dispuesto un jergón y una lamparita con el fin de que continúe con sus investigaciones hasta la obtención de resultados satisfactorios, lo que sucede muy pocas veces, dada la rara singularidad del fenómeno y la escasez de “tiempo de observación” disponible.
Un día, la mujer oye gritos en la trastienda y corre a ver qué ocurre. Cuando llega al habitáculo, asiste a un suceso que no añade ni quita nada a sus preocupaciones que son infinitas, aunque nota que a partir de entonces la vida puede dar un nuevo giro:
El relojero agitando sus brazos en todas direcciones y saltando sobre la mesa de trabajo llama la atención sobre el hecho de que “el Doctor me ha amputado el cordelillo y ha escapado a la buhardilla con él para injertárselo y comprobar su verdadera eficacia desde su propio punto de vista”. La mujer corre de nuevo hacia la buhardilla y después de llamar al doctor insistentemente y golpear repetidas veces a la puerta, ésta cede y se encuentra con el doctor que presentando una grave expresión en su rostro y con cierta solemnidad le dice lo siguiente:
—Seguramente no comprenda del todo mis actos pero déjeme decirle que quizá hayamos perdido a un valioso artesano pero hemos ganado la maravillosa posibilidad de… ¡Pero compruébelo usted misma!
Y el doctor contrae todos sus músculos, contiene el aire hasta que el color morado domina todo su rostro y se da bruscamente la vuelta mostrando una zona de la parte trasera de la cabeza totalmente afeitada de la que pende el cordoncillo en cuestión, enhiesto, cuyo color ya no es amarillo sino rojo oscuro y del que parece brotar un líquido viscoso blanquecino.
La mujer cede a sus verdaderos sentimientos y rompe a llorar en un estado de excitación tal, que se abalanza sobre el doctor e intenta arrancarle el cordoncillo de un mordisco, comprobando lo difícil que resulta tal empresa hasta que, una vez con el cordoncillo en su boca y poniéndolo todo perdido de líquidos espesos y coágulos, se le nubla la visión y, prácticamente a ciegas, corre escaleras abajo tropezando con su marido que estaba hecho una bola en el rellano portando en su mano un pequeño alicate, y cuando la mujer cae al suelo (mientras su esposo rueda escaleras abajo), nota que ya no puede ver nada. Siente un fuerte calor el pecho, una presión dolorosa y antigua... Y mientras se sumerge en un sueño profundo pronuncia estas palabras:
—Oh, que maravillo... maravi... casi siempre te he querido.
Su mujer, fiel a las recomendaciones del Doctor Cabesbuerces que es quien estudia con franco interés y dedicación a su marido, le ha cosido los párpados con el fin de que trabaje más cómodo, asistido exclusivamente por este órgano receptor cuya singular ubicación obliga al relojero a situar la mesa de trabajo a sus espaldas. Desde entonces, y debido a esta nueva situación en la que se ve forzado a darse la vuelta constantemente cada vez que mira algún detalle (es una manera de definir la función receptora del cordoncillo) para no perder la imagen en su cerebro, el rendimiento ha decrecido enormemente pero no así la calidad de sus trabajos, ganando en detalles y ornamentación.
El Doctor Cabesbuerces, famoso en su tiempo por haber sido el precursor del “nanocardio”, esa joya de la ortopedia moderna de la que todos nos valemos a partir de cierta edad, ha establecido un régimen de visitas que no obstaculiza de ninguna manera la labor del artesano. Estas se producen únicamente de madrugada, que es cuando el pequeño órgano se repliega sobre sí mismo inexplicablemente y toda tarea ha de ser suspendida por falta de estímulos receptores. Durante estos breves períodos el relojero dormita a intervalos discontinuos e irregulares, y es cuando el Doctor le somete a diferentes procedimientos analíticos. Una vez que se reanuda la operatividad del órgano y se restablece la normalidad laboral, el doctor se retira a la buardilla del piso de arriba donde se le ha dispuesto un jergón y una lamparita con el fin de que continúe con sus investigaciones hasta la obtención de resultados satisfactorios, lo que sucede muy pocas veces, dada la rara singularidad del fenómeno y la escasez de “tiempo de observación” disponible.
Un día, la mujer oye gritos en la trastienda y corre a ver qué ocurre. Cuando llega al habitáculo, asiste a un suceso que no añade ni quita nada a sus preocupaciones que son infinitas, aunque nota que a partir de entonces la vida puede dar un nuevo giro:
El relojero agitando sus brazos en todas direcciones y saltando sobre la mesa de trabajo llama la atención sobre el hecho de que “el Doctor me ha amputado el cordelillo y ha escapado a la buhardilla con él para injertárselo y comprobar su verdadera eficacia desde su propio punto de vista”. La mujer corre de nuevo hacia la buhardilla y después de llamar al doctor insistentemente y golpear repetidas veces a la puerta, ésta cede y se encuentra con el doctor que presentando una grave expresión en su rostro y con cierta solemnidad le dice lo siguiente:
—Seguramente no comprenda del todo mis actos pero déjeme decirle que quizá hayamos perdido a un valioso artesano pero hemos ganado la maravillosa posibilidad de… ¡Pero compruébelo usted misma!
Y el doctor contrae todos sus músculos, contiene el aire hasta que el color morado domina todo su rostro y se da bruscamente la vuelta mostrando una zona de la parte trasera de la cabeza totalmente afeitada de la que pende el cordoncillo en cuestión, enhiesto, cuyo color ya no es amarillo sino rojo oscuro y del que parece brotar un líquido viscoso blanquecino.
La mujer cede a sus verdaderos sentimientos y rompe a llorar en un estado de excitación tal, que se abalanza sobre el doctor e intenta arrancarle el cordoncillo de un mordisco, comprobando lo difícil que resulta tal empresa hasta que, una vez con el cordoncillo en su boca y poniéndolo todo perdido de líquidos espesos y coágulos, se le nubla la visión y, prácticamente a ciegas, corre escaleras abajo tropezando con su marido que estaba hecho una bola en el rellano portando en su mano un pequeño alicate, y cuando la mujer cae al suelo (mientras su esposo rueda escaleras abajo), nota que ya no puede ver nada. Siente un fuerte calor el pecho, una presión dolorosa y antigua... Y mientras se sumerge en un sueño profundo pronuncia estas palabras:
—Oh, que maravillo... maravi... casi siempre te he querido.
15 dijo:
Por qué tan esperpéntico?.Por qué tanta amargura?.Por qué tanta acidez mental y física???.Se me han revuelto las tripas con lo de coserle los ojos(aunque no estaría mal que nos lo hicieran de vez en cuando a nosotros...seriamos más meticulosos.
Con el resto se me han revuelto las entrañas todas,con el final he querido tirarme por la ventana.Es tan cruel lo que encierra un ser humano en su interior?.Qué hace que seamos tan tiernos y románticos unas veces y otras tan destructivos con los sentimientos?.
En fín,Fran,que me has dado la mañana,qué se le va a hacer,al menos es viernes!.("Sunday I´ve got friday on my mind..."que decía la mítica canción de los 60´).::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::adióx::::::
Qué curioso lo del rendimiento del artesano, yo mismo estoy teniendo ésta temporada primavera-verano brotes de doble personalidad hormiga-cigarra…..
Oye, ésta pareja debió botar al doc hace mucho tiempo, mira que no darse cuenta que era un problemilla de Viagra¡¡¡¡¡¡¡. A propósito, cómo va lo del invento de la viagra mental? no hay noticias ¿no?
Me llama bastante la atención que “ el suceso no añada ni quite nada a las preocupaciones de la mujer ”, ¿Qué significa esto?
Pero, si, definitivamente a mi me gusta las hembras que intentan defender el prodigioso cordoncillo de su hombre con ese coraje, ciegas de ira.
Me pregunto y me pregunto ¿No era ya ese artesano bastante feliz con sus cositas…? no es tan fácil encontrar ese rinconcito donde laborar y tener buena compañía. Y si la intervención de un envidioso doctor solo produce destrucción, porque desaparece un valioso artesano y muere una mujer, no merece la pena. ¿No es curioso que el cordoncillo se convierta en algo (más vivo, vale) pero más vulgar precisamente cuando pasa a manos del doctor?
Y sobretodo, ¿Para qué sirven los doctores si no son capaces de hacer compatible que un artesano siga vivo, no pierda a su mujer y tenga experiencias maravillosas?
La viagra mental tiene un funcionamiento muy sencillo, se instala una especie de interruptor en el cerebro que desconecta los condicionamientos limitadores y aparece la fiera, o el tigre, o el conejo de monte, y a funcionar sin problemas. On-off, de lo más simple. Lo del suceso que no añade ni quita nada a las preocupaciones de la mujer, debe de ser porque en lugar de añadir una preocupación a su vida, sencillamente se "ocupa" del asunto a medida que se presenta, es una mujer de acción, y sí, a mí también me gusta su coraje, pero el doctor ya tiene su infiernillo particular, el pobre.
Por otro lado, khimera, yo también encuentro de lo más acogedor ese rinconcito, su mundo, que le dejen al hombre con sus cositas que paraece de lo más feliz, ¿qué daño puede hacer a nadie? Es ese intruso lleno de extraños anhelos, seguramente a causa de alguna carencia inconfesable, quien trae el desasosiego a la casa, sus propósitos parecen estar lejos de facilitar la vida a ese venerable matrimonio. La posibilidad de gozar de las bondades del cordoncillo le ciega, a pesar de la pérdida de prestaciones del susodicho una vez injertado en su propia nuca. Por cierto, la mujer no creo que muera, sólo es un extraordinario subidón de adrenalina.
El maestro relojero se pasaba todo el tiempo ensimismado en sus trabajitos.
Su mujer conoció a un supuesto doctor.
Al final, consiguió lo que quería:tenerlo para ella sola.
¡Por fin tenía su cordoncillo!
Lo había querido casi siempre. Ah!!! que maravillo... que maravi...!!!
Y después se sumergió en un profundo sueño.
Y casi siempre le quiso
No, cuando digo viagra mental me refiero a la creatividad, amigo.
A mi cada día me gusta más, escuchar a los viejos, los que han vivido la vida, claro.
De todas formas no se si hemos entendido bien éste relato…me sugieren tantas, tantas, cosas esos venerables ancianos…
¿Lo del anciano es un capricho o una carencia?, son cosas muy distintas ¿no?
¿Y lo del infiernillo? de pequeños nos decían, sobretodo las mamás, que iríamos al infiernillo si éramos malos, y después hemos ido comprobando que no era malo todo lo que nos dijeron. Nos hacían sentir tan culpables por todo…, pero ¡no te jode¡ ¡ellas mismas nos habían parido a una vida la ostia de complicada y encima con exigencias de tu serás esto y lo otro….
De todos modos creo que él debiera permitirse más visitas de buenos amigos.
La viagra mental como creatividad es un concepto muy creativo, de lo más sugerente. Los viejos que han vivido, si siguen vivos es que siguen viviendo, muchos de ellos viven tan creativamente que sólo observarlos genera una alegría indescriptible. Han sabido liberarse de sus limitadores condicionamientos, de sus infiernillos particulares y han descubierto que el mundo ofrece muchísimas posibilidades. Hay que salir definitivamente de la culpa y del miedo a no ser todo lo que se suponía que uno tendría que haber sido. La presión a la que nosotros mismos nos sometemos por ser tan fieles a un montón de creencias que por cierto son prestadas, debería rebajarse hasta el nivel 0. Esto no debería ser tan complicado y en el fondo lo sabemos. La creatividad de la que hablas es la salida del laberinto. Vivir creativamente.
Yo también pienso que unas visitas de buenos amigos le sentarían muy bien al relojero, pero es que su tiempo lo dedica casi exclusivamente a sus cositas, es su elección
¡¡¡¡Las esposas no pueden con todo¡¡¡¡¡
Nos liamos y creemos que el cordoncillo está en peligro, y puede que no sea así para nada.
El cordoncillo ¿no es pura sensibilidad?… y yo creo que ésta no puede tener dueños ni dueñas. Aunque se corte yo creo que ese cordoncillo volverá a salir una y otra vez si se dan las condiciones. Y su dueño siempre será el viejito, él tendrá que ver si lo quiere compartir, con quién, en qué proporción y de qué modo ¿no?.
Las esposasviejitas tenemos cajitas en las que guardamos también nuestros secretos y tesoros…..a veces vosotros también queréis nuestras cajitas secretas solo para vosotros....¡y tampoco puede ser¡
A veces algo nuevo aparece en la vida y hasta que vamos asimilándolo estamos revueltos, ensimismados, pero después poco a poco todo irá volviendo a esa normalidad que seguirá trayendo de vez en cuando acontecimientos extraordinarios.
Una visión muy interesante. El cordoncillo si tiene que salir, saldrá de todas formas. No hace falta forzar nada. Qué habrá en esas cajitas maravillosas...
Cuando sea viejecita (lo digo a todos los que me conocen)llevaré siempre un sombrero de tafilete con una pluma muyyyyyyy larga para ir por la calle y visitaré a mis nietos todos los días antes de la hora de comer con tabletas de chocolate ,caramelos y chicles.Les dejaré,por supuesto que se lo coman en ese momento.No les obligaré a que se laven las manos ni se peinen ,les dejaré que se sienten en la silla sobre las dos patas traseras balanceando las piernas.....Y aún no he acabado...............................................................
No estoy de acuerdo, solo si hemos salido ya del laberinto podemos ser ya creativos¡¡¡¡¡¡
¿Y eso cómo lo sabes? Para salir del laberinto es indispensable ser creativo, a no ser, claro está, que tengamos un mapa detallado del mismo. Si hay que esperar a salir de ahí para ser creativos no estamos hablando de creatividad. La creatividad es la libertad misma, si es que esto pueda significar algo dentro de un océano de palabras, querido contertulio
Primero de todo que sepas que no soy Tertulio, soy Calidus.
Sobre el tema de la creatividad tengo que decir que es un tema que me apasiona. Una cosa es sobrevivir, que es a lo que creo que te refieres tu y otra crear genuinamente. Y estamos hablando otra vez de las leyes naturales que rigen internamente a las personas. Hay que salir del laberinto interno antes de poder ser realmente creativo, esto es, crear algo genuino, que solo uno mismo puede producir, es como parir, nadie puede parir una criatura igual a otra, ni la propia madre.
Y ya no os decimos nada si lo que se crea es música, el lenguaje que no necesita traducción porque sale y va directamente al alma……Nos llamó mucho la atención eso de que en la antigüedad, nos imaginamos que en el Renacimiento ....dicen que no se consideraba una formación académica completa si no se instruía al alumno en los tres tipos de lenguaje: el de las palabras, el de los números y el de las notas musicales. Por eso hay palabras dichas de tal modo que tienen música, y música (sin letra) llena de imágenes que nos hablan de paisajes, de quien la compone, nos lleva a sus experiencias, su estado anímico…...
Luego están los números….A nosotros no nos interesan demasiado, quizá porque no rulamos mucho con el tema. Pero la verdad es que es de considerar todo lo que se ha conseguido a través del entendimiento de su lenguaje, lo bien que vivimos por ejemplo, ingeniería, arquitectura.....
Un buen baulero debe ser como un instrumento musical que interpreta la partitura que trae el dueño del baúl a desatrancar.
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