4.3.07

AUTOVÍA "RUTA DE LA PLATA"


Supongamos, es un suponer, que no podemos dejar un sólo instante de suponer. Supongo…

Adolfo Seat es un maestro carrocero que construye automóviles con sus propias manos. Su taller está en un segundo piso de la calle Morteruelas. El ruido que producen sus pulgares sobre la chapa es difícilmente soportable. Los vecinos lo saben y lo consienten, pues todos sus vehículos han sido construidos por el maestro, y la satisfacción ha sido máxima.
Los bloques de chapa se depositan con grúas en la azotea. Adolfo SEAT se va administrando en función de sus requerimientos. Desgajar chapa de esos bloques obliga a utilizar los nudillos y los cantos interiores de sus manos. El ruido deja los sentidos embotados durante un par de días. Algunos cristales tienen que ser sustituidos con plásticos durante las operaciones de cortado de chapa. Pero el domingo hay descanso.

Nota entregada por un cliente a la madre del maestro carrocero que suele hacer de secretaria (su uniforme es soberbio):

(El ruido no permite la comunicación oral. Los pedidos se hacen por escrito a tiempo real delante de quien recoge el pedido, que en la mayoría de los casos suele ser el mismo Adolfo Seat. En su defecto lo hace su madre como ya hemos visto.)


“Quisiera encargar un cabriolet beige, ¿podría tenerlo listo para las seis?”

entonces se oye una voz desde el interior del taller (la habitación de al lado del baño). Es la voz del maestro, viajando a través de las paredes en una frecuencia completamente inconcebible pero por lo visto sumamente eficaz. El ruido rojo proveniente del taller parece rasgarse por un momento para dejar paso a este comunicado:

—¡Para las seis imposible, tendrá que ser para las ocho!

“De acuerdo, esperaré. ¿Podría mirarme aquí un poco si es tan amable? Creo que se me está desprendiendo el yeso de los oídos”.

La secretaria selló el yeso con cinta aislante y le preparó una sopa verduras con pollo. Por este motivo, la sangre del cliente pudo abandonar felizmente la zona periférica de sus ojos.

No se han visto gatos por la zona.
El vehículo estuvo listo a las ocho.
Su factura es irreprochable.

2 dijo:

Anonymous Anónimo dijo...

Los gatos son muy sensibles a los ruidos voluminosos y no entienden de carrocerías. Supongo...

Ang

19:24  
Blogger fran rubio dijo...

Los gatos sólo están donde están bien. Privilegios de la independencia emocional.

13:47  

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