28.5.08

AUTORRETRATO

(Dibujo cortesía Lucas Rubio)

Sé que me dirás que pensaré: “¿árboles frutales en el desierto?”.
Pero el desierto no era tal desierto, sólo ocurría que no tenía una palabra mejor para definir aquello en lo que parecía consistir mi vida.

Me sentía como un actor entregado a sórdidas representaciones, me sentía en la obligación de tener que hacer lo que se suponía que había de hacerse. Alguien ya había dictado todo. Sólo había que ponerse en la fila y seguir una inercia cuyo factor de movimiento se aproximaba a cero con verdadera obstinación.
Algo no encajaba: yo mismo.

Podría haberme marchado con los bebés extraterrestres o haberme perdido por Alaska, o reconocerme sin más como un error de la Naturaleza.

Pero la Naturaleza no tiene errores.
Sólo había un error: mi creencia en los errores.

Y ahora que me estoy dibujando tal como era antes de este espejismo intelectual,
me doy cuenta de lo mucho que me está gustando todo repentinamente.
Incluyendo mi vida que de tan buen modo me representa...