EL DIA DE LA FOTO
Día 14
Me encuentro en la selva peruana, llevo varios días sin ver el sol exceptuando las veces que salgo al río. Todas las pistas me han conducido hasta aquí, la X del mapa. Y aunque puedo notar su presencia, no hago otra cosa que certificar su ausencia.
Día 17
Mi último guía ha decidido retirarse antes de proseguir hacia el Territorio Prohibido. Ante mi pregunta “¿quién lo ha prohibido?” se encoge de hombros y me saca la lengua. Tendré que continuar solo.
Día 21
No, definitivamente no puedo irme de aquí hasta que encuentre a la mujer de la foto. Necesito preguntarle si es ella la que aparece en la foto, “¿eres tú la de la foto?”. De obtener una respuesta negativa a esa pregunta, mi misión aquí habría concluido.
Día 24
Hace dos días que me persigue un oso perezoso. Pensaba que se pasaban el día adormecidos entre los ramajes. Se ha comido las últimas galletas y ha escondido mis gafas. He decidido hacerle un gorro.
Día 1
He sacado una foto.
4 dijo:
Qué intriga.
Me quedo con el suspense de esta historia circular. Pero cuando uno se mete en la selva y va de caza quizá es mejor usar más el olfato que la cámara....¿no?.
El tipo (¿es un tipo?) de la historia dejó la cámara en el modo closed antes de meterse en la selva ante la imposibilidad de recargar su batería de litio en esos lugares.
El olfato es inevitable usarlo en esos lugares.
No sabemos si iba de caza, ¿o sí lo sabemos?
El oso que te persigue tiene la clave de todo esto. Entrégate a él sin miedo, en cuerpo y alma.
Vaya, Wodehouse, es una sugerencia muy estimulante que seguiré sin dudarlo en cuanto vea uno (dentro de poco iré a las montañas).
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