EL DESCUBRIMIENTO DEL CANAL

(Super Normal, años de mocedad)

"Un poco de silencio será suficiente, sólo eso".

Últimamente he estado dándome cuenta de que viajamos a través de canales. Es como haber construido tu propio conducto por el que fluye tu vida, que pasa por ciertos sitios y por otros no, que permite determinadas experiencias, donde hay ciertos colores, olores y sabores, un canal en el que ocurren unas cosas y otras no, y que tiene un único itinerario: el suyo.

Por él viajan también otros seres al mismo tiempo, durante algún tiempo e incluso durante todo el tiempo. A veces dos canales se cruzan un instante, como un reflejo fugaz. Otras veces parecen el mismo canal.

Los canales son construcciones de la mente, estados de la mente. No son estáticos estados de la mente aunque puedan parecerlo, a menudo se lo llama destino, pero no es un destino, no hay un destino, no se llega a ningún sitio, todo está ocurriendo ya. Vosotros lo sabéis bien que estáis en este canal en este momento, ocurriendo conmigo.

Aunque tengáis puestas las orejas en la pared contigua, tal vez con gestos de preocupación, o de cariño desnudo y despojado, o aunque sencillamente estéis a vuestras cosas, los canales de pronto se bifurcan y aún se trifurcan o se quinientosoncefurcan.

Queridos padres, hermanos, amigos de la infancia, amigos del alma, amigos normales, la novia, el primo, la prima, los primos en su conjunto, los abuelos, los tíos lejanos y cercanos. Los conocidos en los más diversos grados de conocimiento. Las personas que vemos cada seis o siete meses, o cada verano, o cada dos o tres años, o una vez en la vida, la gente normal de la calle o del lugar del trabajo, o de los proyectos comunes que se descomunen y se vuelven a comunir, presencias anónimas, presencias firmadas, presencias y esencias de los más diversos modos y formas, animales queridos, e incluso plantas queridas. Piedras queridas...

Hoy tengo examen de matemáticas.
Me gusta ir andando a clase.