TODO EL TOLDO. LA AUSENCIA DEL OTRO
Agrio como el cetrín, agradecía sin embargo cualquier agrado. Agreste personaje de los sagrarios agrarios, Fabio Octavio Labio Primero II, vicebisnieto de Fabio Octavio Labio Primero I, tuvo la urgente necesidad de entoldarlo todo. Todo se entoldó incluyendo todo lo que se pueda creer que no es todo. Nada de todo ese todo es del todo el todo, si por todo nos referimos a todo lo que se entoldó. Al parecer no todo es toldo, pues por lo que sabemos, el toldo no es todo el toldo todo el tiempo, pues en ocasiones una parte de todo el toldo es la que prevalece ante nuestros ojos cuando el sol ha herido nuestros fotorreceptores oculares al salirnos del perfil del toldo.
Poseía barriga dura de burro y, no siendo gordo, lo era, y no siendo motorista cervecero, lo parecía, motivo por el cual no necesitaba ni moto ni cerveza. Su gran pasión era el entoldamiento sistemático de todo. Lo máximo a lo que llegó fue o es o está siendo el entoldamiento de todos los toldos, incluso de tolditos atodados en toditos pequeños y bien numerosos, pues grandes hay pocos y pocos parecen muchos cuando son grandes.
Esto lo cuento desde el pasado remoto y llego a esta memoria consciente de este ahora recordado con unas cuantas palabras anudadas al tiempo presente con dos o tres lazadas para que quede bonito, porque si esto va de lo feo que es todo, lo entoldo todo y conmigo dentro, yo Fabio Octavio Labio Primero II, vicebisnieto de mi vicebisabuelo ya mentado y aumentado por doble presencia de una sola ausencia, resultado final de la elipsis de su nombre. Hasta su nombre entoldo porque con el mío basta.
Ahora a ver quién es el valiente que quita todos esos toldos. Yo no veo nada, ¿tú ves algo? ¿oiga?
Lo que imaginaba, estoy solo. Ignoro si más tarde será distinto. De momento voy a dejar de hablarme, pues si estoy yo solo, no me hago falta hablarme, ya se lo que digo sin necesidad de producir sonidos, los sonidos los tengo en la cabeza.
(Aunque se está bien siendo sólo yo, la idea del “otro” es de lo más sugestiva, pero sería una escisión insoportable)
El recuerdo del otro me hace hablar otra vez en voz alta
Por favor, hola. Hola, por favor.
Sé que estás ahí, ¡Haz el favor de salir de donde estés con las manos sujetadas a los brazos a la altura de las muñecas! (Es para evitar sustos. No quería gritarte).
Ayúdame a quitar todos estos toldos. Estoy aquí debajo, aunque no me oigas, ¿no notas mi ausencia?
3 dijo:
Vaya,da un poco lástima ver que,en su afán por resguardarse y protegerse,acaba sintiendo claustrofobia.(Al menos me lo transmite a mí.).Tal vez sean reminiscencias y añoranzas del seno materno.
Se desatrancan todo tipo de baúles y arcones. Antiguos, modernos y con cajones.
-Y ahora unos minutos musicales por cortesía de artesanos bauleros-
Tranca tatatranca tranca tranca (música de botella de anís de El Mono de madera)
Dijo, ¿si le traigo una maleta me la desatranca?
Si no hay desentolde pronto se tirará por la barranca
El es un acémila y un pazguato pero se ha enamorado de Azucena Frutos Pencas hasta las trancas
Ella más que agraria es gata de angora blanca
Desentolda la moto y arranca, tatatranca
Y habrá que ver si el zafio está a la altura
O necesitará subirse encima la puerta una tranca.
Que a ella no le faltan carnes no es un secreto
Y es misógino el que prefiera un esqueleto.
No hay que ser impertinente
Bien se sabe que no tiene pariente.
No dejará pasar ni a una pata de cabra
Mejor tener cuidado con su abracadabra.
Preciosa canción popular del inconsciente colectivo. Hay un enigma y una bruja disfrazada de moza. Benditas las carnes de Azucena Frutos Pencas y los pazguatos que hablan con las ranas
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