11.2.11

EL ENREDO


Adolfo Seat “el chapista” se encontraba buscando ferretería por los páramos, y al quedar enredado entre un montón de alambres, decidió atajar primero las mazuelas y los ferretes, dejando por consiguiente para después la extracción de sus miembros, incluido el subúculo perineal. En cuanto al retraso en la sedimentación de los cálculos no tardaría en encontrar remedio, aunque lo que verdaderamente constituía una inquietante incógnita es de qué modo se las arreglaría para vaciar los depósitos de glefa, en serio peligro tras el enganche inicial, habida cuenta de la escasez de herramientas.

El chapista calibraba sus posibilidades de desenredo mientras se protegía las escápulas agitando frenéticamente su pañuelo de “ir a cazar caracoles” (anudado en las esquinas), cuando de la espesura surgió una nivalinda de los páramos batiendo graciosamente sus alúvulas fosforescentes. Ésta, se detuvo unos instantes y mirándole a los ojos le preguntó:

—¿Te han apresado los Huacanotes? ¡Toma, usa esto y date prisa, están a punto de llegar!
—Muchas gracias (usando eso) pero no se preocupe, sólo quería recoger unos alambres y marcharme enseguida…

LOS HUACANOTES HAN LLEGADO

Adolfo Seat, una vez liberado de sus enganches iniciales, se despide así de la nevalinda:

“Preciosa criatura, gracias por el “soplete de berilio”, ahora regresa a tu paraíso multicolor que ya me ocupo yo de todo (entregándole el objeto con toda delicadeza).”

Adolfo Seat hizo una enorme bola con los alambres que a continuación logró comprimir valiéndose de nudillos y pulgares hasta convertirla en una diminuta esfera atómica extraordinariamente pesada. Tan diminuta y pesada que, sometida a unas fuerzas gravitatorias excepcionales debido a su desmesurada masa, se hundió profundamente en la tierra dejando un hueco limpio y oscuro. A continuación se percibieron unos sordos temblores bajo los pies que acabaron remitiendo al cabo de un rato. “Vaya, —exclamó el chapista— tendré que quedarme a excavar durante la noche”.

Los Huacanotes, que habían observado el episodo con gran atención, evacuaron el material de los animales de carga (¿) con el fin de apresar a la víctima, según el dictado de sus pensamientos periféricos…

El chapista, se dirige a los visitantes en estos términos:

“Caballeros, a no ser que quieran encargarme un vehículo en este momento, (que por cierto no podré terminar antes de 4 días), les informo de que he de irme con toda prontitud al interior de la tierra a buscar mi pelotilla de metal, pues he de terminar una berlina rosa palo para mañana a la 6.
Que tengan un buen día todos ustedes sin excepción”.

Por alguna razón los Huacanotes consideraron conveniente mantener un hondo y prolongado silencio.

Adolfo Seat finalmente se puso a excavar en la tierra con sus propias manos consiguiendo una velocidad de crucero óptima al cabo de unos minutos. Estuvo de regreso en su taller (la habitación de al lado de la cocina) durante la madrugada más próxima.

El vehículo, de irreprochable factura, pudo ser entregado con éxito a la hora convenida.

6 dijo:

Anonymous singingonderain dijo...

qué cristo con los alambres, está liadico el hombre¡.

19:39  
Blogger fran rubio dijo...

Sí, un disparate de maraña, afortunadamente su relación con los metales parece buena.

20:29  
Anonymous Tango corazón dijo...

fundir el metal

09:08  
Blogger fran rubio dijo...

Gracias, me gusta el tango

13:27  
Blogger micaminodetrader dijo...

Soy Shakespeare, está Hamlet por aquí, un saludo, Chopin.

19:05  
Blogger fran rubio dijo...

Aquí está quien buscas, efectivamente.

Un saludo realmente cordial

20:39  

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