11.9.08

MANUAL ESPIRITUAL DEL TRADER


CAPÍTULO 2. “Los malos hábitos”.

Un hábito ha de romperse cuando trae pesares.

Los malos hábitos generan un campo gravitatorio que hay que traspasar para lo cual se requiere una reserva de energía extra proporcional a su fuerza. La teoría convencional recomienda un fuerte impulso inicial que pueda mantenerse el tiempo suficiente hasta rebasar esa barrera.

Sin embargo tal barrera no existe, es un huevo vacío.
Concretamente el vacío del huevo.

Un mal hábito es un pensamiento atrapado en una secuencia repetitiva, lo cual no deja de ser otro pensamiento incluido en éste a pesar de que todavía no se haya repetido. La inercia resultante parece cobrar vida propia hasta tal punto que la voluntad pasa a segundo plano por hacerse innecesaria. Llega un momento que la voluntad se sitúa detrás de la inercia, una voluntad por lo demás descafeinada, funcional y obediente.

Si la atención es retirada del hábito, la sensación resultante es: “automatismo tendencial instalado con éxito”. Y si la atención no está ya no hay nadie para tomar decisiones, así pues el hábito ya puede campar a sus anchas reproduciendo sus correspondientes emociones de analgesia, displicencia y episodios de desasosiego nocturno.

El mal hábito ocupa un lugar deshabitado.
Para romper un hábito hay que volver a habitar ese lugar.
Es preciso restituir la atención a su estado original de testificación y limpiar la zona de viejos paradigmas.
El tiempo estimado de eliminación del hábito es cero.
Todo es ahora.

4 dijo:

Anonymous Anónimo dijo...

el hábito (habo pequeño?) ¿no es el que hace al monje?
el monje, ¿no es ese fulano encerrado en un monasterio?
el monasterio, ¿no es una casona austera y de piedra?
La piedra ¿no es un obstaculo con el que tropezamos dos veces, o lo encontramos en el camino para rodar y rodar? ...
¡y si cambiamos de camino!

21:56  
Blogger fran rubio dijo...

Precisamente, según se dice, el hábito no hace al monje, aunque es posible que pueda ayudar en algún caso aislado.

Lo del fulano encerrado en un monasterio es graciosísimo, y como seguramente ya sabrás se puede nadar entre piedras si se practica un poco.

El camino se puede cambiar un millón de veces pero al final es un único camino.

En cualquier caso he disfrutado mucho con tu reflexión. Gracias.

01:40  
Blogger Unknown dijo...

Estas hecho un fenomeno macho, lo del tiempo estimado cero me levanta de la silla, nuevamente gracias por compartir tus pensamientos, abrazo

02:19  
Blogger fran rubio dijo...

El compartimiento es mutuo martinleiton, un abrazo.

11:31  

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