14.10.07

EL DETECTIVE DEL SEGURO SE FIJA EN COSAS. PERO NO SE PREOCUPE. NO LE VA A LLEVAR A USTED EN UN SACO.


Piensa que hace bien las cosas.
Hace caso a todo lo que se le dice y pone las caras que se esperan de él.
Ha aprendido a decir lo que se supone que tiene que decir con genuina voz de bueno.
Además cojea un poco (¿es que no ven cómo está?).
Si le entran ganas de toser se va a otro sitio donde no se le oiga, o se le oiga lo menos posible.
Con todo esto se puede ver claramente que no hace mal a nadie.

Si es usted Pepe Toño en este momento, sepa que podrá seguir yendo al cine con toda naturalidad. El coco ya se ha ido. Pero no haga movimientos bruscos cuando le asignen un balde para sentarse.
Ya ha pasado todo. ¿Qué recuerda? ¡No me conteste todavía! Voy a ver si hay alguien escuchando.

NO HAY NADIE ESCUCHANDO

—Continúe, pero antes sepa que lo que usted cuente quedará registrado en el interior del “cono”, es decir en el interior de su pequeña cabeza cuneiforme. Además es prensil, ¿se ha fijado?
—(¡Suélteme la cabeza, se lo ruego!)
—¿Qué recuerda? Adelante. No se incorpore.
—Recuerdo únicamente lo que va sucediendo ahora, ¿a eso se refiere?
—No, me refiero a su accidente en el parque de atracciones.
—¿Esto es un parque de atracciones y usted es una noria que gira y gira?
—Va muy bien, prosiga.
—Si. Tengo una ligera sensación de vértigo. Al principio era muy bonito verlo todo desde aquí arriba, pero al segundipio ya me quería bajar. No veo familiares ahí abajo saludando o haciendo cola. No veo personajes de dibujos animados haciéndose fotos con niños. Le veo a usted haciendo gestos a alguien que está detrás de mí. (No puedo verlo. No puedo girarme). Creo que está sujetando el cono con demasiada fuerza. Si sigue así se le va a terminar escurriendo. De todas formas, sepa que para asir eficazmente el cono, tendrá que usar ganchos. Aquí tiene uno si quiere.
—No se preocupe, tengo ya toda la información que necesito aunque me resulta imposible comprenderla. No se cuelgue de ahí. Vaya a asearse y procure dormir un poco. Si quiere darme un saludo de despedida, sepa que estoy detrás de usted. No se inquiete, es mi trabajo.

ALGUIEN HABÍA CUBIERTO LA CASA CON MERMELADA

—Vea cómo está todo.
—Todo el mundo sabe que la mermelada está muy rica.
—Sí pero la casa se ha empalagado. Ahora sufrimos de hastío y desgana permanente. Fíjese en mi marido.
—Entonces ya saben lo que es vivir dulcemente.

EL TERCER CASO

Super Normal, que en ese momento iba por la calle, se detiene. Ante él, un señor disfrazado de detective del seguro se afana en introducir una enorme bola de papeles dentro de una carpeta de color azul claro. El cartón ha llegado al límite de su resistencia y todo cae al suelo. El maletín, la bola de papel y la carpeta, todo acaba depositado con fuerte determinación en el contenedor más cercano. Se sacude un poco los pantalones por puro acto reflejo y cuando sube la cabeza se encuentra con Super Normal delante de él y en absoluta inmovilidad.

—Está usted tan quieto que a su lado parezco un manojo de nervios. ¿Tiene hora sin embargo?
—Sí. Es la dos y media
—Tiene razón (comienza a dar saltos).
—Yo no deseo poseerla, ¿la quiere usted?
—Sí. Claro que la quiero, pero ¿no la quiere usted?
—Sí, claro que la quiero pero no deseo poseerla.
—A su lado parezco un poseso (agitando los brazos y no parando de saltar).
—¿A quién le parece usted un poseso?
—Yo no soy un poseso (gira sobre sí mismo como una peonza).
—Sí. No lo es.
—Siento que me disuelvo en puro movimiento. Tengo toda la información que necesito pero me resulta imposible comprenderla.
—Entonces le sugiero que asigne a su comprensión otro destino.
—¿Nos cambiamos las camisetas? ¿Qué le parece la mía?

Super Normal se quita su camiseta de algodón y hace el cambio.

—Adiós.
—Hasta luego.

2 dijo:

Anonymous Anónimo dijo...

Cuatro vertigos y un zumo que le verdad muy bien.

10:08  
Blogger WODEHOUSE dijo...

Si es las dos y media es que todo está bajo control. Los del Seguro seguirán siendo tan ricos como hasta ahora.

11:58  

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