3.10.07

¿CÓMO DESEA LA LECHE, CALIENTE O TEMPLADA?


Por alguna razón, desde hace no mucho, en los últimos tiempos, cuando pides un café con leche, la pregunta habitual es “¿la leche la quiere caliente o templada?”, y yo no puedo contestar ni una cosa ni la otra por el siguiente motivo: en la mayoría de los casos la leche caliente es sinónimo de severas quemaduras bucales, lo que hace que la ingesta se demore más allá de lo soportable. Por otro lado, lo que se conoce como leche templada es en realidad leche fría que suele acabar con el calor inicial que el café recién hecho posee.

Así pues, a la conocida pregunta de si prefiero la leche caliente o templada, respondo que “más bien calentilla pero no demasiado”, a pesar de lo cual la pelota sigue estando en el tejado vecino, en manos de interpretaciones desconocidas que producen resultados inciertos. A veces ese tipo de respuestas no son del todo bien recibidas, sobre todo cuando entran por un lado extraño de la percepción del camarero en momentos de gran agitación, o cuando hay mucho trabajo, o cuando sencillamente ha tenido un mal día o una mala noche. En esos casos el café con leche se sirve con una temperatura indeterminada que pasa a segundo plano ante un café demasiado cargado y con sabor a quemado. La leche poco puede hacer en estos casos. Una alta dosis de azúcar tal vez pueda maquillar un poquito la cualidad petrolera del brebaje de color gris oscuro que aparece sobre el mostrador, pero el amargo regusto subyacente suele prolongarse durante unas cuantas horas, y aún su recuerdo aparece en los momentos menos esperados.

Un amigo me decía que siempre que pide café lo deja todo en manos del destino, confiando sinceramente en el criterio del camarero, quien no deja de ser una persona humana que en el fondo de su ser sólo quiere el bien del prójimo. Recomienda una frase que le ha deparado siempre agradables sorpresas: “la leche la quiero como si fuese para usted”, acompañada con una amplia sonrisa no exenta de complicidad.

Yo lo puse en práctica una vez y salí a hostias. Es posible que el excesivo atiplamiento de mi voz, y el vibrato final al decir lo de “es para usted” junto con la bofetadita añadida a modo de broche simpático, le resultase desconcertante al camarero. Pero la frase salió así. Yo no la recomiendo.

En cualquier caso, entrar armado con un hacha en la cafetería y ponerse el café uno mismo no da mejores resultados. Habría que tomarlo en otro sitio para estar tranquilo, y a lo mejor está lloviendo muchísimo y no se puede uno sentar en ningún sitio. Además es muy posible que también entrasen muchas ganas de hacer caca.

Tampoco parece una buena opción el trabajarse una relación larga y sincera con el camarero y manipular su mente según las propias preferencias con respecto al café con leche, pues tarde o temprano se acabaría descubriendo que el motivo original de la misma se basaba en la desconfianza. Una base muy poco sólida que acarrea tristísimas consecuencias.

Ahora que trabajo en una cafetería para animales domésticos me he dado cuenta de que servir todos los cafés a una misma temperatura de 70 grados, independientemente de la respuesta obtenida ante la pregunta “¿la leche la prefiere caliente o templada?”, es la mejor solución. De hecho, esa frase la utilizo ya muy poco.

3 dijo:

Blogger WODEHOUSE dijo...

Es genial!.
Por la misma regla de tres en las parroquias deberían tener al menos tres diferentes tamaños de Sagradas formas u hostias para comulgar, pequeña, mediana, grande.
Y el cura a su vez preguntará: "Cómo quiere la hostia?". La respuesta podría terminar en una reyerta tumultuosa de lo más variopinta.

11:36  
Blogger Unknown dijo...

Al lado de mi casa hay un bar en el que hay un camarero que me trata mal, siempre falta algo de lo que pido, ya sea un cuchillo o cucharilla, hay veces que se lo pido y me lo da con cara de culpabilidad de hecho a veces me regala bonificaciones de trato agradable dentro de lo que cabe en su avinagrada personalidad pero siempre falta algo, ante tal situacion y debido al volumen de la tv del bar al nivel acustico al que esos hombres estan acostumbrados y a mi paladar ojival mi voz suena leve.

13:53  
Blogger fran rubio dijo...

Una hostia a medida no puede hacer daño a nadie. Pero si las hostias son como panes, eso es como todo.

La voz leve también se oye muy bien, martinleiton.

03:09  

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