SUPER RARA Y UN PROBLEMA GORDÍSIMO DE FONTANERÍA
Algo ha quedado atascado en el baño.
He metido un alambre y ya no he podido sacarlo.
El agua de la ducha no desagua bien. El suelo queda sucio, una suciedad muy difícil de limpiar una vez arraigada.
Los radiadores están sujetos a la pared por tubos de cobre con juntas a través de los cuales discurre un líquido pardo con grumos. Las fugas (del líquido referido) son frecuentes.
Los grifos accionados al modo “caliente” en rojo suministra un reflujo de vapor a una temperatura elevadísima. Los accionados al modo “fría” en azul regurgitan barro gris.
He decidido contratar a un fontanero.
Pero pasan los días y no lo llamo. El tiempo lo dedico a otras cosas, entre otras cosas a no llamarlo. No lo estoy llamando mucho. Tanto, que el no llamarlo me ocupa casi todo el tiempo disponible.
Cierto es que el tema de la higiene ya no me preocupa, pues he logrado colarme en la casa de al lado a través del balcón común. Su inquilina es una anciana a quien sólo le funciona un sentido: el tacto. Se pasa el día acariciando un peluche sentada en una mecedora. Nunca se entera de que me ducho y hago todas mis necesidades en su baño. Antes de irme le dejo unas bolitas rugosas en su regazo para que se deleite tocándolas. También le dejo dinero en el tocador.
Esta situación no puede prolongarse por más tiempo aunque por algún motivo o ninguno, lo cierto es que mi vida se está complicando sobremanera y no encuentro salida a este continuado despropósito.
Recurro a la autoindagación: ¿por qué no llamo al fontanero y en lugar de ello me complico la vida?
Y tras un largo silencio me respondo que tengo miedo a que el fontanero me diga que el problema es tan severamente gordo que no va a haber más remedio hay que picar suelos y techos durante semanas sin que ello suponga tener la certeza de encontrar al final una solución definitiva al problema.
Un día se encontraba sollozando sordamente en un banco del parque angustiado por lo insostenible de la situación, cuando se acercó una mujer que empujaba un carrito en forma de trenecito antiguo sobre el que viajaban confortablemente dos ranas, una de las cuales no llevaba gorrito:
—¿Por qué lloras, mi cielo?
—Tengo un problema muy gordo de tuberías y no soy capaz de llamar al fontanero. Temo que termine echando abajo mi casa.
—Déjame que te sople, no tengas miedo.
—Sí, sóplame, confío en ti.
Y le sopló, muy suavemente, de forma continuada, durante un buen rato (su aliento desprendía una fragancia como de flores nocturnas).
—Gracias, la verdad es que me siento mucho mejor.
Pero la mujer había desaparecido.
En el noticiario del día siguiente se mencionó un incidente relacionado con “un geiser de magníficas dimensiones salido de las entrañas de la tierra que anegó una población entera de 15.000 habitantes". Lo curioso del suceso es que cuando llegaron los servicios de emergencia, las supuestas víctimas (incluyendo ancianos, perros y niños) se encontraban nadando alegremente como si de un parque acuático se tratase.
5 dijo:
Superrara será super y también rara pero el miedo a que entre el fontanero en su casa es de lo más normal: solamente verle entrar con esas botazas de goma pisando las alfonmbras y los parqueses...se me ponen los pelos de punkie solo de pensarlo.
Me identifico con el hecho de que el NO LLAMAR AL FONTANERO es la principal ocupación que la tiene tan liada como para buscar un huequito y llamarlo. Me pasa con los amigos, con el médico, con el dentista, con mi madre...con todos!
NO llamo porque no llamo? O porque estoy ocupada en no llamar?. Acabo de descubrir todo un horizonte de excusas para aquellos que me culpan de no llamarles. Un besazo .
Super Rara es la mujer del carrito en forma de trenecito, ya sé que no está explicitado, pero las elipsis forman parte de las historias que viajan solas por el Cosmos.
De todas formas tendría mucha gracia que a Super Rara le ocurriese eso tan humano.
La historia y su desenlace, o la atmósfera, o la idea subyacente, son la encarnación de Super Rara.
Todo en tus entradas tiene metáfora desde luego. Y si profundizas el atasco de superrara es a veces ni más ni menos que un bloqueo que tenemos de tanta mierda mental acumulada que cuado explota como un geiser, da paso a la fluidez mental, sentimental y sexual. No? Un gustazo venir.
Fluidez que viene de fluir, que viene de fluido.
Los líquidos buscan su camino para fluir, parece estar en su naturaleza.
Cuando desaparece el bloqueo, todo vuelve a fluir, parece una ley universal.
Gracias por tus comentarios.
Gracias a tí por hacerme pensar.
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